Componer los capítulos más oscuros de una villa

S.F.L.
-

El escritor Carlos González Unda publica 'La quema de Poza', su quinto trabajo vinculado a la localidad burebana en el que desentraña hechos históricos que se habían pasado por alto

Componer los capítulos más oscuros de una villa - Foto: DB.

Solamente bastó leer una frase que incluía el testamento de Doña Sancha de Rojas -redactado en 1385- sobre la quema de Poza para que Carlos González Unda iniciara su quinto viaje literario por un enigmático espacio del que apenas disponía de datos. Su desconcierto ante algunos detalles incomprensibles para él relacionados con la construcción de las edificaciones de la villa salinera y el hallazgo de la misteriosa mención en el documento medieval, provocaron en el escritor una necesidad incontrolada de descifrar diversos aspectos del transcurso histórico de la localidad. De esas ganas de entender el por qué de las cosas brotó La quema de Poza, un libro escrito con la característica cercanía del burgalés, en el que además de evocar la vida de ciertos personajes ilustres, aspira a contagiar a los lectores el amor profundo que siente por su tierra adoptiva.

Del mismo modo que en sus anteriores proyectos, la insaciable curiosidad de buscar «esos detalles que nos llevarán a recomponer los capítulos oscuros de la historia pozana» animó al escritor a abordar una nueva expedición por aspectos diversos que, de alguna manera, le confundían y que partían de las huellas de la denominación de Poza a lo largo del nacimiento de Castilla. Unas pistas que le condujeron a la fama del municipio por la explotación de su bien más preciado: la sal.

Un año completo de investigaciones en archivos, bibliotecas y navegando durante horas por la red, guiaron la obra de González, de 396 páginas, al «apagón documental que se dio en la villa desde el siglo XI al XII». Lo que ocurrió durante estos años «es un misterio que se me ha resistido averiguar», confiesa. Si bien, su estudio llegó hasta el nacimiento del Señorío de Poza y Pedrajas, otorgado por el rey Fernando IV de Castilla en 1298 a Juan Rodríguez de Rojas. «Descubrí que poco después se construyeron con propósitos meramente defensivos el castillo, las murallas y la casa palacio», explica.

A partir de aquí, la indagación se centra en ordenar y recomponer la genealogía e historia de los Rojas, Señores de Poza, hasta llegar a la creación del Marquesado en 1530. Consigue describir con cantidad de detalles la guerra civil que, entre 1351 y 1369, enfrentó a Enrique IV con su hermanastro Pedro I, en la que hay que encuadrar los desmanes provocados por Eduardo de Woodstock (conocido como el Príncipe Negro) antiguo aliado de Pedro I- en la comarca burebana. Sin lugar a dudas, «me atrevo a confirmar que este conflicto bélico tuvo que ver con la quema de la villa, de la que no he encontrado más información que la mención de Sancha de Rojas en su testamento. En el texto deja constancia de que lo poco que se salvó de las llamas fueron pocas vestiduras del sacerdote y un cáliz de plata».

González Unda se adentra también en comprender y explicar los motivos que llevaron a cambiar el nombre del municipio, que «pasó de denominarse Poza, a secas, a Poza de la Sal, cuyo origen se sitúa en la subdivisión en partidos judiciales de la nueva provincia de Burgos en 1834», aclara. Para concluir el trabajo, la última parte la compone un amplio capítulo de anexos documentales, en el que quedan transcritos cuarenta y siete vinculados con la villa, en su mayoría de época medieval. Con este repaso a la historia desconocida de la localidad, el autor confiesa sentirse «más que satisfecho» y asegura que solo necesita dar con una «frase mágica» para continuar surcando mares repletos de letras e historias ocultas que «han de ser contadas para que el pasado de nuestra Poza cobre más vida que nunca».