El etarra al que no se pudo acusar del atentado de Burgos

R.P.B. / Burgos
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La Audiencia Nacional, que vuelve a someter a juicio a Mikel Carrera Sarobe, alias 'Ata', al que se acusa del asesinato del presidente del PP de Aragón en 2001, no pudo inculparle de ordenar estallar la furgoneta bomba que dejó 160 heridos en Burgos

ETA intentó una masacre atentando contra la Casa Cuartel de Burgos. - Foto: Valdivielso

Crecido a los pechos de 'Txeroki', uno de los más sanguinarios jefes que tuvo la extinta banda terrorista ETA, a Mikel Carrera Sarobe, alias 'Ata', podría calificársele de carnicero: su historial criminal habla de un tipo desalmado que intentó que el terror y la muerte no decayeran nunca cuando más división interna había en el seno de la banda y más cercada se hallaba ésta por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y por la propia sociedad. Exjefe 'militar' de ETA, fue condenado en Francia a dos cadenas perpetuas: una por el asesinato de los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero en Capbreton en el año 2007, y otra por el del gendarme Jean Serge Nerin en 2010. Además, las fuerzas de seguridad siempre sospecharon de su participación en varios atentados mortales cometidos en Navarra y Zaragoza en el periodo entre 2001 y 2003, entre ellos el asesinato no esclarecido del presidente del PP en Aragón Manuel Giménez Abad, por el que estos días se le juzga en la Audiencia Nacional. Asimismo se sospecha de su implicación en el asesinato del cabo de la Guardia Civil Juan Carlos Beiro y de dos policías de Sigüenza, crímenes sin autores conocidos.

Sobre tan siniestro personaje sobrevoló siempre la sospecha de haber sido la alimaña que ideó y ordenó atentar contra la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Burgos el 29 de julio de 2009 con una furgoneta bomba que causó 160 heridos de diversa consideración y millonarios daños materiales. En el año 2016 se sentó en banquillo para ser juzgado por ello, y aunque la Fiscalía intentó probar que, en efecto, aquel ataque criminal había sido encargado por él -sosteniendo su argumento en la investigación de la Guardia Civil y pidiendo una pena de 3.858 años-, los magistrados no lo consideraron probado, quedando 'Ata' absuelto.

Pese a su exculpación, las dudas siempre planearon en torno a la autoría intelectual del salvaje atentando perpetrado en Burgos. No en vano, la investigación puso sobre la mesa datos que parecían más que elocuentes. Así, la Fiscalía trató de demostrar que en «fecha no determinada en territorio francés», el líder terrorista se reunió con los integrantes del 'Comando Otazua', a los que ordenaría planificar el atentado, para lo que estos se desplazaron a Burgos. Según el Ministerio Fiscal, tiempo después el que sería jefe militar de ETA se encargó presuntamente de suministrar a sus 'pistoleros' una furgoneta verde Mercedes Vito robada en Francia el 10 de abril de 2009; vehículo que los etarras tunearon pintándola de blanco y colocándola una matrícula falsa que se correspondía con la de la furgoneta de las misma marca y características propiedad de un vecino burgalés residente a pocos metros del cuartel.

Mikel Carrera Sarobe, ‘Ata’, durante el juicio celebrado en el Audiencia Nacional. Mikel Carrera Sarobe, ‘Ata’, durante el juicio celebrado en el Audiencia Nacional. - Foto: Europa PressAunque el Tribunal admitió que un atentado de esas características «solo podía ser cometido por orden de la dirección» de ETA, no consideró probado que en la fecha en la que se cometió el brutal atentado en la capital burgalesa el jefe de los pistoleros de la banda fuera Mikel Carrera Sarobe, por más que la acusación sostuviera que 'Ata' era el responsable del aparato militar de ETA desde el 19 de abril de 2009 hasta el momento de su detención el día 20 de mayo de 2010. Así lo ratificaron varios peritos de la Guardia Civil que aseguraron que no sólo era el responsable en el momento del atentado, sino que existían evidencias que demostraban que desde años antes formaba parte de la cúpula dirigente de la banda.

En concreto, uno de los guardias civiles que participó en el juicio como perito desveló que ya en 2004, fruto de la detención del jefe 'político' de ETA, Mikel Antza, se descubrió un documento «especialmente significativo» que acreditaba que 'Ata' formaba parte de la dirección de los comandos etarras. Más tarde, en 2008, otros documentos incautados tras la caída de otro jefe político de la banda, Francisco Javier López Peña 'Thierry', permitieron situar a 'Ata' como lugarteniente del entonces jefe militar, Mikel Garikoitz Aspiazu, alias 'Txeroki', al que habría sustituido en 2009.

Pero a juicio del Tribunal ese material no resultaba «dotado de una suficiente precisión» ya que, según la sentencia, no se podía establecer de los documentos incautados que Carrera Sarobe fuera el jefe del 'Comando Otazua' cuando se cometió el atentado contra la casa cuartel de Burgos. Los dos principales testigos del caso, los etarras ya condenados por estos mismos hechos Íñigo Zapirain y Beatriz Etxebarria, no incriminaron a Carrera Sarobe en ningún momento durante la vista e incluso negaron conocerle personalmente. Sin embargo, el tribunal si dio credibilidad a la declaración incriminatoria contra 'Ata' que prestó en su día Zapirain durante la instrucción del caso y por partida doble, es decir, tanto en el juzgado como ante la Guardia Civil. A pesar de eso, los jueces entendieron que, según la doctrina del Tribunal Constitucional, era necesaria una «corroboración mínima» que no se ha produjo en el juicio. En concreto la sentencia cita la doctrina del Alto Tribunal que establece que las declaraciones de los coimputados «carecen de consistencia plena como prueba de cargo cuando, siendo únicas, no resultan mínimamente corroboradas por otros datos externos». Quizás, en esta ocasión, sí pueda ser 'Ata' condenado por el asesinato del que fuera presidente regional del PP de Aragón, Manuel Giménez Abad.