Durante los meses de confinamiento las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se dedicaron en cuerpo y alma a tareas relacionadas con la covid-19. Que los ciudadanos estuviésemos encerrados en nuestras casas contribuyó a que apenas se produjeran delitos que obligaran a los agentes del orden no solo a estar pendiente del cumplimiento de las medidas de protección, sino también de las fechorías de aquellos que ni en una pandemia descansan. Finalizado el periodo de cuarentena, las cosas vuelven poco a poco a la normalidad, también lo malo. Tras una caída prácticamente a la mitad, la criminalidad creció en la provincia un 70% durante el tercer trimestre, aunque las cifras siguen muy lejos de las de los últimos años.

Si comparamos los datos facilitados por el Ministerio del Interior, en Burgos se produjeron hasta septiembre un total de 7.553 delitos, 1.525 menos que en el mismo periodo de tiempo del año pasado, lo que supone un descenso del 16,8%. Eso sí, si los cotejamos con las cifras de este extraño 2020, comprobamos que en el tercer trimestre se produjeron 3.088 infracciones, cuando hasta junio se habían contabilizado 4.465, lo que demuestra que durante el estado de alarma la criminalidad fue prácticamente testimonial. 

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