Todo un anfitrión

G.G.U. / Burgos
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El arzobispo recibe estos días a amigos de otras provincias, con quienes disfruta del ambiente del centro, del aperitivo y sobremesas tranquilas. Lo que más le gusta: los fuegos

El primer San Pedro de Iceta, junto al Rey en Las Edades del Hombre. - Foto: Valdivielso

A diferencia de otros protagonistas de este suplemento, la experiencia del arzobispo, Mario Iceta, en los Sampedros es corta y peculiar. Tomó posesión en lo peor de la pandemia en Burgos, en diciembre de 2020, y sus primeras fiestas tuvieron dos condicionantes: la muerte de su madre y la visita de Felipe VI para inaugurar Las Edades del Hombre con motivo del VIII Centenario de la Catedral. «Tengo un recuerdo agradecido, porque el Rey tuvo el detalle de darme el pésame. No tenía por qué saberlo ni por qué decir nada;fue un detalle muy hermoso», recuerda Iceta, quien tuvo que esperar un año para conocer las fiestas mayores en todo su esplendor, en 2022, y ahora, ya, las vive cual burgalés: «Me gusta mucho la tradición de Los Gigantillos y Gigantones, su presencia en las calles, las danzas castellanas... Ese ambiente de fiesta con raíces, que sale un poco de lo estandarizado hoy en día y que cuida de la propia historia es lo que me gusta. Y también que hay variedad para todas las edades».

 Iceta tiene una agenda de vértigo para las próximas dos semanas, pero confía en sacar algo de tiempo para celebrar San Pedro y San Pablo como le gusta: «De modo más familiar, en círculos de medida humana en los que puedas conversar. Me gusta dialogar y eso requiere de un espacio en el que se den las condiciones». 

Nacido en el País Vasco, con larga experiencia como obispo de Bilbao y con unos cuantos Sanfermines vividos en su época universitaria en Pamplona, hace tiempo que cubrió el cupo de multitudes, pero explica que, si sus muchos compromisos lo permiten, aprovechará para pasear, disfrutar del ambiente del centro y tomar el aperitivo con los amigos. «Tengo previstas visitas de Córdoba, de Madrid, de Ginebra, de Bilbao, de Vitoria, de Pamplona... Uno intenta estar a la altura de la acogida y del cuidado de las personas que vienen, así que, si tengo hueco en la agenda, gustoso la lleno», dice, matizando que «me gusta enseñarles Burgos y compartir con ellos, pero siempre en la medida de lo posible, porque tengo celebraciones».

El arzobispo de Burgos es, desde luego, uno de los protagonistas de primera fila de las fiestas mayores. De entrada, preside en Las Huelgas la misa del Curpillos, que siempre se considera el preámbulo festivo, y ya, en plenos Sampedros, también preside la misa solemne en el Altar Mayor de la Catedral el día grande, 29 de junio, San Pedro y San Pablo. «Las fiestas son días de mucha actividad litúrgica y los sacerdotes no tenemos tiempo para atender otros espectáculos, deportivos o culturales», comenta, lamentando que esto es extensible a otros momentos del año, en los que quisiera poder disfrutar de conciertos de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL), de la Sinfónica de Burgos (OSBU) o de la agrupación de jóvenes (JOSBU) y no puede. Ahora, con respecto al programa musical de San Pedro, asegura que si hubiera algún concierto de «clásicos de los ochenta, gustosamente iría».

En la tesitura de tener que elegir alguna actividad concreta de las fiestas, el arzobispo contesta lo mismo que miles de burgaleses de todas las edades desde hace generaciones: los fuegos artificiales. «Me parecen muy hermosos y las empresas pirotécnicas que se presentan al concurso, de gran calidad», cuenta, matizando que, además, puede disfrutarlos desde un balcón privilegiado, como es el del Arzobispado. De ahí que no suela salir a la calle para verlos. 

Pero, como no podía ser de otra manera, Iceta no puede terminar el relato de sus planes de fiesta sin referirse a la ofrenda a Santa María. «Es un acto precioso y a fomentar. La Virgen María vela por nosotros desde ese templo que cuidamos con tanto mimo y ese día los burgaleses tienen un detalle con la madre que nos cuida. Es un acto entrañable».