«La arquitectura debe ser un modo de cambiar el entorno»

I.E. / Burgos
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12 meses con nombre propio | JUNIO. Beatriz Sendín Jiménez. Esta arquitecta burgalesa de 47 años fue reconocida este año con el prestigioso Premio Urbanismo Español por un proyecto de regeneración de Manilva (Málaga)

Beatriz Sendín Jiménez, arquitecta burgalesa. - Foto: Juan Lázaro

Un protagonista por cada mes. Una historia de éxito, de superación o de lucha detrás de cada rostro. Representan a muchos más, a todos los hombres y mujeres que llevan el nombre de Burgos por bandera y que nos mejoran como sociedad. '12 meses con nombre propio' es el anuario humano de Diario de Burgos de este 2023. En junio el protagonismo es para... Beatriz Sendín Jiménez.

Beatriz Sendín está acostumbrada a los premios. Al terminar Arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid presentó el que fue su proyecto fin de carrera -un trabajo sobre la reactivación intergeneracional del barrio de Salamanca- a un concurso nacional que organizaban la revista Pasajes e iGuzzini (empresa de iluminación).  El galardón incluía una dotación económica que le ayudó a montar su propio estudio. Este año, en el mes de junio, se ha alzado con otro reconocimiento, el prestigioso Premio Urbanismo Español. Junto a sus compañeros de la oficina técnica n'UNDO Verónica Sánchez y Alejandro del Castillo, llevó a cabo un proyecto de regeneración del entorno urbano y territorial de Manilva (Málaga) para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El jurado lo eligió de entre 400 candidatos más.   

Este éxito no hace sino confirmar que no se confundió cuando en el año 2013 -tras una temporada en Londres trabajando en la ampliación del aeropuerto de Heathrow- decidió dar un giro a su carrera cuando se unió a unos amigos que habían puesto en marcha una organización que entendía el urbanismo y la arquitectura de otra forma. «Para intervenir en el entorno de manera respetuosa y realmente sostenible, bajo la premisa de que en ocasiones lo mejor es no construir e incluso desmantelar», resume. Antes había colaborado con el estudio de José María Ezquiaga en un avance del Plan General de Burgos. Y también en la capital fue la autora del diseño de dos promociones de vivienda de protección oficial en San Pedro y San Felices.

Burgalesa de la calle Vitoria -hizo la EGB y el BUP en el Niño Jesús y COU en Jesuitas- reconoce que empezó a disfrutar de la arquitectura a mitad de carrera. Aunque su padre y abuelo eran del oficio, eligió estos estudios porque eran los que mejor aunaban dos de sus principales intereses, las ciencias y el arte.

Las ciudades no tienen que crecer por crecer; intervenciones pequeñas y coherentes mejoran más la vida de sus habitantes»

La relación con sus compañeros de Universidad y la influencia de Andrés Perea, su profesor de Proyectos, hicieron que empezara a ver la arquitectura «como un modo de cambiar y modelar el entorno, no solo para intervenir en él». Esto la condujo a hacer la especialidad de Urbanismo y constituyó el germen de lo que ha acabado siendo su manera de entender la profesión, que coincide perfectamente con la de n'UNDO.

«Se trata de comprender que el urbanismo ha de ser una herramienta para hacer más fácil la vida de la gente», explica, para añadir que «las ciudades no tienen que crecer por crecer, pues muchas veces las intervenciones pequeñas, pero coherentes, contribuyen más a mejorar el entorno». Una filosofía que resume en la expresión «no hacer, rehacer o deshacer antes que seguir extendiéndonos y ocupar territorio». Y con esta creencia va a seguir ejerciendo la profesión -ahora coordinando proyectos de mejora de centros de acogida de inmigrantes en una empresa pública- hasta que el cuerpo aguante. «Porque creo que los de mi generación no nos vamos a jubilar», bromea.