Un hijo sin límites

GADEA G. GUTIÉRREZ / Burgos
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David vuelve a romper esquemas. Tras ser la primera persona con síndrome de Down de la región en conseguir trabajo en la empresa ordinaria, supera ahora otro reto: convertirse en cuidador principal de su madre

El aspirador lo pasa dos días a la semana, bajo la mirada vigilante de Natividad. - Foto: Luis López Araico

Natividad García nunca imaginó que, de sus cuatro hijos, sería el pequeño, David, quien se convertiría en su cuidador principal cuando ella necesitara ayuda. «Fíjate, que yo me digo: ¿Y que me tenga que cuidar el niño que no puede? Pero lo hace; me cuida y me ayuda mucho», explica en el salón de su casa, mientras mira a David, quien no solo escucha y asiente, sino que lleva años demostrando que, en realidad, sí puede hacerse cargo de su madre. Y eso a pesar de que, hasta ahora, la relación entre los dos fuera la inversa porque él, de 45 años, tiene síndrome de Down. «Pero a mí me gusta cuidarla, me siento a gusto», remacha él.

Dicen los familiares de David Ballesteros, y también sus amigos, que es «una institución» en el barrio, que lo conocen en todas partes. Tampoco para los lectores de este periódico es nuevo, dado que su trayectoria profesional lo ha hecho merecedor de varios reportajes: fue la primera persona con síndrome de Down de la Comunidad que consiguió trabajo en la empresa ordinaria (en Jumbo, ahora Alcampo), nada más cumplir 18 años, y en 2018 protagonizó la campaña estatal de Down España y Telepizza, donde también fue pionero, para promover la inserción laboral de personas con una copia extra del cromosoma 21. Ahora, Ballesteros abre camino de nuevo, al demostrar que tampoco en la vida personal hay límites preestablecidos. «Yo no pensé que David fuera a hacerme el aspirador ni nada, pero, gracias a Dios, ha aprendido y todo lo hace», añade Natividad.

(El reportaje completo, en la edición impresa de este sábado de Diario de Burgos o aquí)