De alegre plaza a callejón siniestro

I.E. / Burgos
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El mercado norte provisional resta visibilidad a los negocios de Plaza España bajo el Feygon, que se quejan de falta de iluminación y de pérdida de clientes en los últimos meses

Víctor, dueño del bar Montreal, coloca las sillas de su terraza, que ha encogido tras la construcción del mercado provisional. / fotos: valdivielso y patricia - Foto: Valdivielso

El entorno físico que rodea un negocio determina, en muchos casos, sus posibilidades de éxito. Los emprendedores que en su día apostaron por la Plaza España para iniciar o continuar con una actividad lo hicieron, como ellos mismos explican, porque se trataba de una zona amplia, luminosa y con mucho trasiego de personas. Pero la construcción del mercado norte provisional ha modificado de manera muy sustancial dicho lugar, para mal. Porque lo que antes era una alegre plaza se ha convertido en un «callejón siniestro». Son palabras de Víctor, propietario del bar Montreal, uno de los establecimientos situados bajo el edificio Feygon que está sufriendo la presencia del nuevo recinto.

Este hostelero se queja de que ni este equipo de Gobierno municipal ni el anterior se preocuparon en su día de preguntarle, ni a él ni a ninguno de sus vecinos, qué les parecía la idea de levantar allí la dotación temporal. Pero lo que no imaginaban, de ninguna de las maneras, es que iban a tener que convivir con ese «mamotreto», cerrado a cal y canto, durante tantos meses. «Queremos imaginar que cuando abra ganaremos clientela, pero por el momento lo único que ha hecho ha sido destrozarnos, al menos a mí», agrega. Sí, porque según advierte, su cafetería daba empleo hace dos veranos a cuatro personas y ya éste -con las obras en marcha- ha tenido que bajar a solo una. Una terraza que gozaba de un atractivo especial «ahora lo ha perdido», porque el sitio es reducido y con muy poca iluminación. 

De la misma opinión es Andrés, el dueño de la agencia de viajes Eiranova, quien subraya que él optó por este local porque Plaza España era un lugar de mucho tránsito. «Pero ahora mismo mi potencial clientela no me encuentra, porque encima continúa puesta una valla que obliga a la gente a caminar por los laterales de la plaza, de forma que por estos bajos no pasa casi nadie», lamenta. 

Elena, que regenta la tienda de moda Varon, ha elevado la queja a la Federación de Empresarios del Comercio (FEC) porque considera que el estado en que han dejado ese entorno «es tercermundista».

Explica que «apenas hay luz, en parte también porque no se podan los plátanos», con lo que su negocio queda oculto a los ojos de los viandantes. «Es que esto es ahora un túnel, cuando hasta hace unos era un espacio abierto, con una magnífica iluminación; muchos sábados aquí ya no entra nadie», comenta dolida.

Jaiker, trabajador de Fiestas y Eventos Partix, comparte los argumentos de los dueños de los establecimientos colindantes. En el caso de su tienda, también ha habido que reducir plantilla «porque el número de personas que entra a comprar ha bajado mucho». «Nosotros vendemos también al por mayor y a organizadores de fiestas, y es lo que nos está salvando», afirma.

El mercado provisional ya está construido. No piden que se derribe, pero sí que se retire ya la valla, porque «come mucho espacio a la Plaza»; que el traslado de los comerciantes se produzca ya para que la zona «empiece a cobrar vida», y que el Ayuntamiento ilumine mejor este nuevo 'callejón'. A ver si así ven un poco la luz.