Samuel Gil Quintana

Libre de marca

Samuel Gil Quintana


Marionetas

02/11/2020

No era el plan pero aquí estamos, tatuando esta columna sobre un partido que no se ha jugado. Así es este 2020, el año de los cafés para otro día, de ya nos veremos cuando todo esto pase y, también, de los partidos aplazados.

El fútbol, lo más importante, dicen, de las cosas menos importantes, visibiliza con mayor fiereza la influencia de un virus empeñado en usurpar los días que no le pertenecen. Tanto que resulta imposible saber lo que pasará mañana, porque siempre podrá llover una flecha del cielo que rasgue nuestra yugular de rutinas programadas. Lo que pasa es que a algunos parece habérseles olvidado precisamente eso: que la salud, a diferencia del fútbol, es lo más importante.

No me gustó el silencio ni el compadreo del Langreo con la RFEF. La gestión de los tiempos por parte del club asturiano distó mucho de ser la adecuada y terminó por cabrear al Burgos, responsable de la organización del partido con toda la operativa de público que ello conllevaba. Y aparecieron los comunicados. 2020 nos ha quitado mucho pero nos ha regalado los comunicados oficiales. Al del Burgos no se le puede quitar ni una coma. Le faltó, quizá, algo de sensibilidad con los enfermos de la otra parte implicada. En el suyo, el Langreo contó su película, agradeció los mensajes de ánimo y reconoció su precipitación a la hora de informar de la cancelación del choque.

Pasado el toque de queda, todo, incluso esta columna, quedó en un segundo plano. A un grupo de marionetas empujadas por aquellos que se sirven de la ignorancia para desatar el caos de las falsas libertades, se le ocurrió manchar la esencia de Gamonal, un barrio obrero elegido estratégicamente para justificar su protesta. Burgos abrió los telediarios de media España pero no por el fútbol, que durmió una noche más envuelto en la sábana de las cosas menos importantes.

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