La Policía frena el incremento de casetas para hacer botellón

DIEGO ALMENDRES / Burgos
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La recién creada Unidad de Medio Ambiente comienza a desmantelar estos asentamientos escondidos entre los árboles y la maleza creados por grupos de jóvenes con todos los 'lujos' y enseres que tienen a su disposición

Esta caseta de La Ventilla disponía de escaleras que conducen a una fosa séptica casera. - Foto: Jesús J. Matías

Erradicar el botellón es uno de los objetivos que persigue la Policía Local desde hace mucho tiempo. Sin embargo, la tarea no es tan sencilla como localizar a un grupo concreto de jóvenes y aplicar el código disciplinario correspondiente. El Cuerpo municipal trabaja en varias campañas preventivas y refuerza el seguimiento en aquellos lugares más habituales de una práctica que ya se extiende a cualquier punto recóndito de la ciudad para ir, incluso, un paso más allá.

En muchos casos, ya no se trata de una simple concentración puntual en un sitio apartado. Los chamizos se alejan del casco urbano y la Unidad de Policía Administrativa (UPAD) ha comprobado a través de la Unidad de Medio Ambiente la creciente tendencia a establecer asentamientos en parajes naturales, construcciones que ya empiezan a desmantelarse. 

En ocasiones, los jóvenes comparten en redes sociales como Instagram diferentes ubicaciones que atraen a las cuadrillas de amigos. Coincida o no con esta premisa, uno de estos puntos de botellón localizados por la Policía Local se encuentra en la pequeña loma que conduce al Alto de Santimia, cerca de la estación Rosa Manzano. 

Allí, escondido en el pinar y delimitado por la cerca que separa la naturaleza de las vías del ferrocarril, se encuentra un 'reservado' con un balcón natural en el que se divisa toda la zona este de la ciudad. Resguardados por la naturaleza y alejados de las miradas de los viandantes, pasan las horas acompañados de botellas y garrafas donde realizan las mezclas. Basta con echar un vistazo al entorno para comprobarlo.

La acumulación de residuos que presenta el terraplén contiguo y los alrededores deja claro que a los practicantes del botellón les gusta estas vistas. Sin embargo, para este tipo de ocio ya no es suficiente pasar desapercibido. Ahora también se busca la mayor comodidad.

Para ello, cuentan con sofás, sillas e, incluso, una mesita para hacer más llevaderas sus visitas. No es fácil acarrear todo ese ajuar hasta esa localización, pero a buen seguro les mereció la pena. Incluso, disponen de otra pequeña estancia ya apartada del pinar en la que han moldeado en la tierra unos escalones naturales para facilitar al máximo el acceso. Todo está preparado para levantar allí una caseta.

La basura, la práctica del botellón, el daño a la naturaleza y los muebles requieren el seguimiento de la Policía Local. Si las personas identificadas no adecentaran el lugar, los agentes se pondrán en contacto con Urbaser -la empresa encargada del servicio de limpieza municipal- para que despeje la zona y retire los enseres. En ese caso, la tasa de esta tarea se cobrará a las personas identificadas y se notificará lo ocurrido al propietario de la parcela.

Eso es lo que ha ocurrido en otro asentamiento localizado en la Ventilla. Los servicios de limpieza desmontaron esta semana una caseta de 3x2 metros con una estructura fija estable y bien armada a la que dedicaron una atención especial para garantizar la impermeabilización de la tejavana. En su construcción utilizaron ladrillos, tablones y espuma mientras preparaban el siguiente paso, mejorar la 'fosa séptica' creada a unos metros del lugar.

Los operarios retiraron un sofá, colchones, una mesa... hasta una bicicleta sin una rueda. Todo tipo de cachivaches que daban 'vida' a un chamizo al aire libre que contaba con una cerca perimetral. Los agentes supervisaron los trabajos y lamentaron que los jóvenes identificados desaprovecharan la oportunidad de minimizar las consecuencias de esta iniciativa al rechazar la limpieza de la zona. 

Los daños causados en los árboles cortados y en aquellos donde clavaron puntas o fueron atornillados formarán parte de las denuncias. Hasta hace unos meses, la labor de la UPAD no podía ir mucho más allá en su tarea diaria, pero la creación de la Unidad de Medio Ambiente permite realizar un seguimiento y un control más exhaustivo de cada situación. Así, su labor permitirá tramitar un expediente pormenorizado por el destrozo generado. 

En el caso del cerro junto al Alto de Santimia las personas que usan esta ubicación como zona de esparcimiento particular no han dudado en serrar una docena de pinos con la intención de construir otra caseta. Los troncos apilados -no tan pequeños como pudiera presuponerse- siguen en el suelo con los tocones mal cortados y los agentes de la Unidad de Medio Ambiente aguardan su momento para actuar. 

La aplicación de la Ley de Montes puede acarrear duras sanciones para los autores de estos actos y la Policía Local estrecha el cerco para cerrar la operación. «Antes era inviable saber quién lo había hecho y lo derivábamos a otras secciones, pero ahora podemos hacer un seguimiento conjunto de toda la intervención», explican los agentes.

Los responsables de esta sección tienen abiertos muchos puntos de control y la paciencia es una de las mayores virtudes de un trabajo en el que la colaboración ciudadana juega un papel importante para detectar estas infracciones contra el Medio Ambiente. El control de botellones en parajes naturales, de vertidos ilegales y de escombreras improvisadas son solo algunos de sus cometidos y estas tareas permiten abrir nuevas líneas de investigación más profundas.

Mientras tanto, la Policía Local sigue con su trabajo contra los asentamientos en parajes naturales y conoce al detalle cómo evoluciona la situación en las localizaciones vigiladas. «Sabemos dónde están y podemos llegar hasta el final del asunto. Hay que esperar, pero al final conseguimos dar con ellos», subrayan.

El próximo objetivo del Cuerpo municipal es el desmantelamiento de la 'parcela' que cuenta con un mayor despliegue en todos los sentidos. Situada en el Cauce Molinar, la coordinación entre la UMA y de la Unidad de Drones permitió avistar un asentamiento en un pequeño claro al que se accede a través de un pasadizo natural moldeado entre la vegetación.

En este caso, la valla es de obra y está reforzada por concertinas. Incluso, el terreno estuvo custodiado por un perro y el chamizo cuenta con pequeñas estancias diferentes. Una de ellas, en el exterior, estaba presidida por dos plantas de marihuana que los agentes procedieron a destruir.

Más allá de todas las infracciones administrativas acumuladas con este tipo de iniciativas, la Policía Local aboga por practicar una política educativa. Por ello se da la opción a los jóvenes de desmantelar por su cuenta las estructuras, pero también se trata de aplicar el sentido común.

Estas casetas hechas de madera están rodeadas de árboles y vegetación, lo que supone un riesgo para la seguridad de los jóvenes y del resto de los ciudadanos. Los materiales de estas construcciones improvisadas multiplican las opciones de provocar un incendio que convertiría estas localizaciones en auténticas ratoneras.La Policía Local frena el incremento de estas prácticas y con la participación de la Unidad de Media Ambiente dispone de más herramientas para desarrollar su labor en su intento por erradicar estas actuaciones.