Peones al rescate de su iglesia

S.F.L.
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Un grupo de vecinos de Quintanilla San García ha aportado sus conocimientos en restauración y pintura para rehabilitar parte del templo, que a partir de ahora puede visitarse

Los materiales utilizados en la construcción de la iglesia se aprecian tras la retirada del yeso en paredes y bóvedas. - Foto: S.F.L.

Espe mantiene una relación de amor-odio con su teléfono móvil. Por una parte, reniega del excesivo uso que se da a las tecnologías pero reconoce que gracias a ellas siempre permanece conectada y enterada de los acontecimientos. Pero su dispositivo cumple una función muy importante, además de las comunes, como central de entrada de llamadas con fines turísticos. Al no existir una oficina como tal, la vecina de Quintanilla San García se ha propuesto mostrar la iglesia de Nuestra Señora de Aliende, recién rehabilitada, a todos los viajeros interesados en conocer un templo que cobija un rico patrimonio. Para ello, «lo ideal es que marquen mi teléfono (637 089 490), y reserven una visita», explica.

El templo en el que muchos de los vecinos de la localidad fueron bautizados, hicieron la primera comunión y se dieron el sí quiero ha permanecido clausurado al público foráneo, no al local, durante años por su deteriorado estado de conservación. Sin embargo, la ilusión por conocer el lugar con un lavado integral de cara incitó la formación de una brigada de peones dispuestos a utilizar sus propias manos para acondicionar varias de las dependencias. Los conocimientos de alguno de ellos en restauración de madera o pintura ayudaron a que el resultado final brille con luz propia. También el sistema de iluminación instalado con casi 40 focos que potencian unos rasgos que diferencian a la iglesia de otras de la zona ayuda.

Allá donde el brazo de los obreros alcanzaba aparecían vestigios de una construcción que hasta entonces nunca antes -o eso creen- se había contemplado. En 1510, Martín Ruiz levantó la edificación actual sobre un templo de origen medieval, del que se conserva una capilla, y entrado el siglo XVIII, se amplió. Una densa capa de yeso pintado de blanco cubría hasta el pasado año paredes y bóvedas, que al quedarse al descubierto tras una restauración llevada a cabo por una empresa, salieron a la luz los diferentes materiales con las que se fabricaron. Llama la atención la mezcla de piedra y ladrillo tipo arábigo empleado que hacen del lugar único en la Bureba.

La campaña de trabajo ha finalizado con éxito. Una capilla reformada con unos bancos, altar y sagrario elaborados con las manos de los voluntarios, además de contar con calefacción, una pila bautismal recuperada del olvido, otras dos capillas, la limpieza de varios retablos, la restauración del coro, de los antiguos baños (que todavía conservan la tapa de las letrinas), y la transformación de una habitación en 'museo del traje' dan la nota final a un sueño hecho realidad. «Llamen, estaré encantada de atenderles», sentencia Espe.

Próxima meta: hacer sonar el órgano. Las intervenciones ejecutadas en la iglesia en los últimos tiempos no hubieran sido posibles, además de por las aportaciones económicas de los vecinos, de las ayudas recibidas tanto de la Diputación, Adeco Bureba y el Arzobispado. El alcalde de Quintanilla San García, Juan Miguel Busto, se muestra muy agradecido del apoyo ofrecido pero manifiesta que «todavía queda una parte importante por acondicionar».

La zona alta en la que se sitúa el coro consiguió desprenderse -a base de mano de obra- de la suciedad que la invadía y en la actualidad muestra su mejor aspecto. Si bien, a través de un acceso desde esa misma planta se levanta un imponente órgano de 1800 que requiere de una rehabilitación urgente para que vuelva a sonar. Parte de la tubería dañada la retiraron para que no afectará al resto del instrumento.