Decenas de antorchas iluminan el camino que lleva hasta la iglesia de San Miguel Arcángel. Anuncian la muerte de Felipe el Hermoso, y solo los cantos en latín rompen el silencio que envuelve la procesión que lleva el féretro del monarca hasta la ermita. Tras él, una Juana I de Castilla llora a su esposo con el corazón desgarrado.
De esta manera, la compañía local Artella Teatro retomó otro año más la XV representación de la obra Juana: Ciega razón, con la que recordó el sábado y ayer la estancia de la hija de los Reyes Católicos en Arcos de la Llana, de 1507 a 1509, en su propósito de llegar hasta Granada para cumplir con el deseo de su esposo de ser enterrado allí.
Julia Moya, Paula Lasheras, Isabel Santidrián y Cristina Alonso encarnaron, respectivamente, a una inocente Juana, requeriente del amor y cariño de su madre; a una joven heredera con un futuro prometedor por delante como reina de Castilla; a una mujer atormentada por la muerte de Felipe y los abusos de sus familiares, y a una ya anciana Juana, delirante en su lecho de muerte en Tordesillas.
Juana I de Castilla y Felipe el Hermoso se muestran cariñosos en un momento de la obra. - Foto: Luis López Araico«Juana era una mujer adelantada a su tiempo. Era culta e inteligente, pero también muy sentimental. Posiblemente llegó a padecer lo que ahora conocemos como esquizofrenia, pero no de manera continua como se llegó a pensar», explicó Fernando Manrique, director de la obra, acerca del personaje de la reina de Castilla (...).
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