La voz de la experiencia pide paciencia

ROBERTO MENA / Burgos
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David González, Edu Vélez, Lucio Arnaiz y Mikel Aurreko, todos ellos ex del Burgos CF, opinan sobre la mala racha del equipo a domicilio y señalan que esas dinámicas negativas hay veces que cuesta cerrarlas

David González, Edu Vélez, Lucio Arnaiz y Mikel Aurreko. - Foto: Luis López Araico, Valdivielso y Alberto Rodrigo

David González, Edu Vélez, Lucio Arnaiz y Mikel Aurreko son historia viva del Burgos. Este cuarteto ha vivido ascensos y descensos durante sus muchos años en el mundo del fútbol, en el que también han conocido rachas positivas y negativas, como la que atraviesa el conjunto blanquinegro a domicilio. Ninguno de los cuatro encuentra una explicación a lo que está sucediendo y no comprenden cómo la diferencia entre los partidos de casa y los de fuera es tan grande. Pese a todo, piden paciencia y recuerdan que las cuentas siguen saliendo, aunque también tienen claro que esta situación se debe revertir cuanto antes para que la bola de nieve no siga creciendo.

Todos ellos se refieren a las «dinámicas» y cuando echan la vista atrás recuerdan que en ocasiones son complicadas de erradicar. «Hay veces que no sabes lo que está ocurriendo o qué estás haciendo mal, pero ves que cada error te penaliza y que en cada partido todo lo que sucede va en tu contra», comenta Edu Vélez, un histórico del fútbol burgalés con experiencia en categorías profesionales.

Mikel Aurreko, vinculado durante doce campañas al club blanquinegro, tiene muy claro que existe «un componente psicológico». Lo peor de todo es que tiene claro que cada semana que pase el runrún aumentará. El guardameta vasco manda un mensaje al entorno y a los seguidores blanquinegros y advierte de que ahora es cuando hay que tener confianza en el equipo. «En muchos de los partidos de casa ha demostrado su calidad», comenta.

Lucio Arnaiz, capitán en la década de los 90 y en los primeros años del nuevo siglo, fija su mirada en la contención, en el área propia y entiende que para que el equipo dé un paso adelante debe de mostrar una mayor fiabilidad en defensa. «Fuera siempre les han marcado al menos dos goles y eso complica sobremanera el poder sacar un resultado positivo. Cuando llegan estas rachas, en las que además estás encajando mucho, la meta debe ser crecer desde atrás y ganar confianza con la solidez, no solo a largo plazo, sino en el mismo partido. Si en un encuentro fuera de casa llegas con empate a cero al minuto 70 las dudas suelen ser para el local y siempre vas a tener alguna oportunidad para llevarte el partido», explica.

Por su parte, David González, quien vistiera la camiseta blanquinegra y formara parte también del organigrama técnico del club durante varias campañas, prefiere normalizar lo que le está ocurriendo al equipo. «Es algo que dentro del fútbol puede pasar, más viendo que el equipo ha visitado alguno de los campos más complicados de la categoría», señala.

El de Quintanilla Vivar hace un símil y cree que lo que le está ocurriendo al Burgos lejos de El Plantío se puede asemejar a las famosas rachas de los delanteros. «Son cosas que pasan porque en el fútbol dos más dos no siempre son cuatro. Hay que tener en cuenta que los equipos de fútbol son estados de ánimo y mientras en casa se sienten seguros y arropados, como visitantes da la sensación de que no tienen los mismos sentimientos», explica David González.

La intensidad y El Plantío. Edu Vélez hace hincapié en el primero de los factores y Jon Pérez Bolo también ha hablado de la intensidad en alguna rueda de prensa. La sensación del de Torrepadre es que ha habido encuentros en los que «la intensidad no ha sido la adecuada». En ocasiones ha echado en falta «carácter y tensión».

En lo que todos coinciden es que jugar en El Plantío supone un plus. Es más, David González, indica que el factor mental está presente, «tanto en los partidos de casa, para bien, como en los de fuera, para mal».«Hay jugadores que cuando se sienten arropados funcionan, pero que les cuesta más cuando salen fuera. Cuando estuve junto a Calderé en la campaña de Segunda B, el equipo funcionó bien en Burgos, pero le costó mucho más fuera», comenta.

Lucio señala que esta dinámica negativa influye en los vestuarios, aunque cree que lo hace más en el entorno. «Los que estamos fuera le damos más vueltas. Ellos están acostumbrados a pensar en el siguiente rival durante la semana. Quizás cuando llegue el partido se les puede venir a la cabeza, pero seguro que los piensan menos», finaliza.