Milagro: un San Lesmes sin frío

I.E. / Burgos
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Los burgaleses se echan a la calle, animados por el buen tiempo, para celebrar la fiesta de su patrón. Mario Iceta llamó a tomar ejemplo del santo francés y pidió ser acogedores «con los extranjeros, con quienes huyen de la guerra y la miseria»

El público abarrotó la Plaza de San Juan para ver danzar a los gigantillos. - Foto: Jesús J. Matías

Sobraban capas, abrigos, sombreros y hasta las medias molestaban a las señoras y a los peñistas, que ayer lucían pantorrillas sin vergüenza. Como el frío no apretaba, más bien al contrario, la comitiva desfiló con calma desde el Paseo del Espolón hasta la Iglesia de San Lesmes. Así que el inicio de la misa en honor al patrón de Burgos se retrasó más de 20 minutos. Pero nadie se puso nervioso. Los concejales -algunos nuevos en esta Corporación tras las elecciones de mayo de 2023- tuvieron dudas sobre el lugar que les correspondía ocupar en el templo, pero en un santiamén los entendidos municipales en aquello del protocolo pusieron orden y todo el mundo quedó debidamente instalado. 

Cuando cesó el trajín hizo su entrada en la iglesia el clero, a cuya cabeza iba el arzobispo, Mario Iceta, que no se tomó a mal la parsimonia que había presidido el  desfile hasta San Lesmes. Es más, el líder de la Iglesia en Burgos entró repartiendo sonrisas y saludando de forma discreta a diestro y siniestro. Y así, como es él, un hombre sosegado y amable, no quiso dejar pasar la ocasión de enviar un par o tres de mensajes a sus feligreses, que ayer abarrotaban la parroquia. Recordando la ejemplarizante labor que llevó a cabo el patrón de Burgos en el siglo XI, cuando se convirtió en un pionero dando auxilio a peregrinos y pobres, Don Mario advirtió de que hoy en día muchas personas se dejan llevar solo por «la imagen» y actúan como lo hacían los escribas y los fariseos en el templo, que «decían mucho y no hacían nada, cargaban a la gente con fardos pesados y no hacían nada para empujarlos y ayudarlos». Subrayó la hospitalidad por la que fue conocido el santo francés, e instó a los burgaleses a seguir su ejemplo para «acoger a los que vienen de fuera, a los extranjeros, a todos aquellos que escapan de la miseria y de la guerra».

Porque, tal como advirtió, Jesús dio un salto inmenso sobre el Antiguo Testamento cuando dijo: «Si amáis a los amigos, qué mérito tenéis; amad a los enemigos, rezad por quienes os odian». Aunque reconoció que en un mundo como en el de hoy sería necesaria «una cirugía cardiaca» para inculcar en la gente la idea del amor incondicional». El arzobispo también aludió a lo «desorientada» que está hoy en día la sociedad. «Dónde va nuestra Europa, dónde va nuestra España», se preguntó resignado, para continuar dudando de que hoy en día exista «una brújula, una meta» que guíe a los hombres y mujeres por el mundo.

Las colas para los panecillos eran inmensas.Las colas para los panecillos eran inmensas. - Foto: Jesús J. Matías

Mientras Mario Iceta se dirigía a los fieles, la Plaza de San Juan, con este calor impropio del mes de enero, estaba llena a rebosar, con colas larguísimas de burgaleses a la espera de comprar panecillos dulces o salados, para los golosos y para los no tanto. Y, claro, en un día como ayer, volvieron a agotar sus existencias, igual que los pinchos de morcilla, que se terminaron en un verbo.

Cuando se abrieron las puertas de la iglesia, las capas y los trajes castellanos se mezclaron con atuendos más propios de esta época en una combinación que dio a la plaza un color muy especial, aunque Sevilla esté a más de 700 kilómetros. Los gigantones y los gigantillos dieron aún más volumen al festejo, haciendo gala de un gran equilibrio pese a la dificultad para ser portadores de personajes tan ilustres y tan pesados, en  su literal sentido.

Cristina Ayala y el arzobispo homenajean al santo.
Cristina Ayala y el arzobispo homenajean al santo. - Foto: Jesús J. Matías

¡Ay, si en todos los San Lesmes luciera el sol e hiciera el calor de ayer! Estaría en posición de disputarle a San Pedro y San Pablo el honor protagonizar las fiestas grandes de Burgos.