Un gran rebaño de la comarca peligra por un conflicto de pasto

A.C. / Quintana de Valdivielso
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Los hermanos Valle sostienen que necesitan las 1.980 hectáreas del monte Castro y Mazorra, pero Valdenoceda solo les alquila la mitad y defiende un uso compartido con otros ganaderos

Leandro Valle conduce el rebaño por el monte Castro y Mazorra, propiedad de Quintana y Valdenoceda, con vistas al Valle de Valdivielso. - Foto: Luis López Araico

El conflicto está servido en Valdivielso. Los cuatro hermanos Valle, quienes generación tras generación han alimentado sus ovejas con el pasto del monte Castro y Mazorra, cuya propiedad comparten las pedanías de Quintana de Valdivielso y Valdenoceda, aseguran que su explotación ovina de un millar de cabezas, una de las pocas que quedan en la comarca y en la provincia de esas dimensiones, está en peligro, si no les alquilan las 1.980 hectáreas de este monte de utilidad pública. Afirman que su pervivencia depende de un manejo ancestral del ganado guiado por los ciclos de las estaciones y la naturaleza, que aprovecha diferentes zonas del monte a lo largo del año. De ahí, su insistencia en necesitar todo su terreno.

Hasta el año 2021, las dos juntas vecinales firmaban con estos ganaderos de Quintana de Valdivielso un contrato anual de alquiler del aprovechamiento de pastos del monte al completo. Sin embargo, en 2022 la propuesta fue diferente. Los alcaldes de Quintana de Valdivielso, José Ángel López, y de Valdenoceda, Marta Alfonso, pusieron sobre la mesa un contrato de alquiler de cinco años, el mínimo que establece la norma, según la pedánea de Valdenoceda. En ese contrato se les propuso disfrutar de la mitad del monte, unas 900 hectáreas, con la intención de que la otra mitad pueda ser aprovechada por otros ganaderos y haya así un uso compartido del monte.

Los dos alcaldes coinciden en que «el monte está desaprovechado» porque no lo pastan todo el año ni al completo y podría albergar mayor carga ganadera y estar más limpio de cara a la prevención de incendios. Leandro Valle asegura que esa mitad que les ofrecen, la más cercana al monte de El Almiñé, que también tienen alquilado para sus ovejas, carece de agua suficiente para dar de beber a los animales. Al contrario, la alcaldesa de Valdenoceda sostiene que de las cuatro charcas de agua del monte, tres se encuentran en ese espacio que se alquilaría a estos ganaderos.

Sin contrato desde 2022. Los hermanos Valle levan dos años sin contrato, 2022 y 2023, ante la falta de acuerdo, aunque siguen pastando en el monte, al depender la alimentación de su ganado «en un 80 ó 90 por ciento de la naturaleza». Para mostrar su buena fe han tratado de pagar las tasas, pero ante la inexistencia de un contrato, el dinero ingresado se les ha devuelto. El cambio de legislatura trajo en mayo nuevos integrantes a la junta vecinal de Quintana y, aunque la sigue presidiendo José Ángel López, ahora esta pedanía si está dispuesta a alquilar el monte completo, pero Valdenoceda mantiene la misma oferta y su alcaldesa afirma que no va a variar. La falta de acuerdo entre ambos pueblos también preocupa a los Valle.

Marta Alfonso argumenta que «llevan dos años sin aceptar un contrato legal, acorde a la normativa y contrastado y avalado por los técnicos de la Junta de Castilla y León, quienes afirman que con 900 hectáreas tienen suficiente». «Son libres de no aceptar el contrato, pero es nuestra oferta», añade la regidora, convencida de que es factible que compartan el monte con ganaderos de vacuno. Mientras, Leandro Valle admite un uso compartido, pero en el que sean los ganaderos quienes acuerden el reparto del pasto, porque «vacas y ovejas son incompatibles». 

La situación pone en aprietos a los Valle, a la espera del cobro de la PAC de 2022, que podría serles denegada, al carecer del contrato de alquiler de los pastos que han declarado en la PAC. De esta subvención dependen el 60% de sus ingresos. En su opinión, sin ellos «se va a perder toda una cultura, una forma de entender el medio rural».