«Si volviera a nacer, jugaría al fútbol y sería portera»

MÓNICA PURAS (SPC)
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ENTREVISTA | Ni en sus mejores sueños imaginó la burgalesa Inés Herrera ser internacional absoluta con España, ni que los equipos punteros la ficharan, ni que jugaría una Champions o que iba a levantar una Copa de la Reina

La burgalesa Inés Herrera fue internacional con la selección española absoluta a finales de los años 90. - Foto: SPC

En su memoria siempre tiene la imagen de niña con un balón en el pies. Lo de cogerlo con las manos vino después. Con 14 años, sin precedentes familiares de practicantes del balompié a priori, ni masculinos ni femeninos, un día vio al Rayo Burgalés y se le pusieron los dientes largos. Sus padres y sus hermanas le instaron a probar. Y allí se hizo un hueco. Era una de las más jóvenes de la Liga. Nada que no pudiera salvar y superar.

¿Qué le llevó a defender la portería?
Soy zurda. Éramos pocas y jugaba por la banda izquierda. Hubo un triangular en El Plantío contra el Añorga y el Athletic, una especie de homenaje al fútbol femenino, donde militaban las hermanas Bakero, y se lesionó nuestra portera. ¿Quién se pone? Y yo fui la sustituta. Me atreví y di la talla, también por altura. 

¿Cuándo recibió la llamada de la selección española?
En noviembre de 1999, hace ahora 23 años. La llamada me pilló por sorpresa. Tenía 21 años recién cumplidos. La primera vez atendí al teléfono desde el trabajo. Pensé que era una broma. Después llegaron las entrevistas de radio, tele, prensa. Y me costó, porque soy bastante tímida. Estuve siete años acudiendo como portera internacional militando en el Nuestra Señora de Belén, el UD Levante y el Sevilla FC.  

¿Qué recuerda de ese debut?
Lo retransmitieron en directo por La 2 de TVE contra Suecia en el Campeonato de Europa. Ese fue mi partido más especial en Plasencia. Perdimos, pero eso lo tengo grabado para siempre, además estuvo mi familia.

¿Cree que cualquier tiempo pasado fue mejor?
Por una parte, no voy a negar que ahora todo está más estructurado, tienen más facilidades, instalaciones, el sueldo, aunque todavía hay que pelear mucho. Ahora son profesionales. Pero en lo sentimental, no lo cambio. Yo jugaba porque era lo que más me gustaba. No por lucrarme. Pero esa familia, amistad,  ese equipo... eso sí lo prefiero. Era más intenso emocionalmente todo.

¿Qué momentos fueron especialmente difíciles?
Estuve un año fuera de los terrenos de juego por una operación de rodilla y otro momento difícil fue con el Nuestra Señora de Belén en una final de la Copa Federación, que íbamos de sobradas, y al final lo perdimos. 

¿Sigue vinculada con el fútbol en Sevilla?
Por temas laborales llevo poco más de un año desvinculada del Sevilla. No podía compaginar los entrenamientos con el trabajo. Aunque las botas y los guantes los colgué hace tiempo. Palomitas y esas cosas, ya, nada. Se me desmontan las caderas (ríe). 

¿Se sacó el título de entrenadora?
Sí, cuando decido dejar el fútbol ya en Sevilla estuve como entrenadora de porteras y coordinadora. Logramos subir al equipo a Primera. 

¿Qué le dice a una niña que mira con ojos chiribitas a una exinternacional?
Que disfrute de la portería y que hay que trabajar.No todo es un camino de rosas, pero el aprendizaje en el camino es genial. Si yo volviera a nacer, volvería a jugar y volvería a ser portera. Es un puesto sacrificado e ingrato, pero el mejor. 

¿Algún partido con una actuación sobresaliente?
Sí, alguno hay. Fue en una tanda de penaltis interminable de una Copa Federación. Creo que llegué a parar cinco penaltis, pero mis compañeras no marcaban (ríe).

Nunca se me olvida de dónde vengo y que el Nuestra Señora de Belén me lo dio todo"

¿Tuvo más glorias que penas o al revés?
Del fútbol siempre me quedo con lo mejor. Más glorias que penas. Las penas prefiero recordarlas como aprendizajes. 

¿Llegó a ver una buena entrada en El Plantío?
Sí. Además fue como internacional, aunque militaba en el Levante, frente a Dinamarca. En esa ocasión estuve en el banquillo, pero fui internacional en mi tierra. 

¿Cómo fue el salto hacia un 'grande' de entonces como era el Levante?
Estuve dos años. Fue complicado salir de Burgos, de mi círculo de amistades, de mi equipo el CD Nuestra Señora de Belén, de mis entrenadores, pero todos me apoyaron y llegué a la selección gracias al equipo y a mis compañeras. A mí nunca se me va a olvidar de donde vengo. Pero, obviamente, me ofrecían jugar la Champions y eran palabras mayores y con el Levante. Una experiencia brutal jugar la Champions. Y con el Levante, y en Burgos, concretamente en Miranda de Ebro, gané también la Copa de la Reina. Y de ahí me llamaron del Sevilla, una ciudad que me ha 'tirao' desde pequeña. Y no me lo pensé. Me ofrecieron un trabajo y jugar.  

¿Tuvo algún pretendiente más?
Sí. Estando en Burgos me llamaron del Estudiantes de Huelva, pero lo rechacé porque tenía claro que quería acabar mis estudios.  

¿Desde la portería se escuchan más los comentarios machistas?
Ha cambiado, pero sí, oí alguno como: ¡Marimachos! ¡Anda vete a fregar! 

¿Alguna discriminación por ser mujer?
No, al contrario. Me pasó aquí en el Sevilla y es que siendo la única mujer entrenadora de fútbol masculino me trataron con igualdad. Eso no se ha visto nunca en España. Javi García me presentaba como la técnico del departamento de porteros y era yo quien elegía para fichar a los chavales del Sevilla Atlético, el filial del primer equipo masculino. 

¿Quiénes han sido sus aliad@s?
En Burgos, Vero Moreno. Amparo Gutiérrez, directora del fútbol femenino en Sevilla. Auxi Jiménez (también jugadora internacional), mi mejor consejera.

¿Su reivindicación más importante?
Que las niñas puedan jugar desde pequeñas y tengan el apoyo de su familia como yo.

¿Ha cumplido todos sus sueños como futbolista?
Se me quedó algo pendiente y fue solo por un gol y es que no ganamos el título de Liga. Pero nunca me imaginé vivir todo lo que he vivido. Como anécdota puedo contar que 20 años después de mi debut como integrante de la selección española pasé por Plasencia y estuve bajo los tres palos de aquella portería.