Fernán Labajo

Plaza Mayor

Fernán Labajo


Que no se enteré mamá

03/08/2023

El verano en el pueblo es la mejor época del año para que un adolescente experimente en diferentes aspectos. Para qué negarlo, también para mezclar licores de diversa graduación con infinidad de bebidas gaseosas. Cuando había verbena, mi madre y mis tías se apostaban a la entrada de la plaza como gendarmes en las fronteras y esperaban pacientemente a mi llegada. Llevar un 'cachi' era casi aceptar una condena a diez años sin fiestas.

Evitar el cacheo era el primer paso. El segundo, avanzar entre la muchedumbre hasta llegar al escenario de la orquesta, que era donde estaba toda la juventud. Todos huíamos de los ojos paternos.  

Los mayores no se chupaban el dedo y solían turnarse para infiltrarse en las primeras filas del baile. De vez en cuando veías alguna cara conocida observando sin pestañear, como un espía de la Stasi. Compensaba acostarse con intensos pitidos en los oídos con tal de usar los altavoces para ocultarse. A nadie le gusta tener los tímpanos reventados, como tampoco la primera calada que das de manera furtiva a un cigarro. Pero es el precio por sentirse libre. 

Para ser joven hay que vivir sin que se enteren los mayores. También en las redes sociales. Es difícil encontrar a un chaval nacido después del año 2000 en Facebook. Es el portal de los viejos, donde sus padres cuelgan con desvergüenza fotos de la chuletada del sábado, las vacaciones en Conil o incluso la orla del colegio. Hace unos años, el oasis era Instagram. Un lugar idílico para completar retos que planteaban los 'incluencer' y para escribir a la chica que te gustaba. 

Pero algún adulto despistado llegó a esta red siguiendo a Cristiano Ronaldo o a Verdelis. Y allí se encontraron con que sus hijos daban toques con un rollo de papel higiénico y se maquillaban con el rímel de Dulceida. Entonces Instagram dejó de molar. El escondite ahora es Tik-Tok, donde sobre todo se baila. Y los padres no bailan. Hacerse mayor consiste en entender que es mejor ver los conciertos desde la última fila. Y si hay que menear el esqueleto,  procura que no te vea nadie.