La poca oferta de vivienda en Aranda tira de los precios

I.M.L. / Aranda
-

El año comienza con un incremento del 4,3% del valor del metro cuadrado, que se pone en 1.164 euros, y deja atrás la incertidumbre que caracterizó el final de 2022, cuando se redujo la compraventa de pisos

El mercado inmobiliario en Aranda confía en la reactivación con el PGOU. - Foto: Jesús J. Matías

Mientras que en el ámbito estatal el mercado inmobiliario acumulan ya cinco meses consecutivos de descensos de las compraventas después de crecimientos continuos desde marzo de 2020, el sector en Aranda supone una pequeña burbuja dentro del contexto general. En la capital ribereña, a causa de la escasez de viviendas a la venta, la implacable ley de la oferta y la demanda provoca que la mayoría de inmuebles duren poco tiempo a la venta. Una circunstancia que provoca que los precios mantengan una escalada constante. 

Las cifras que maneja el Ministerio de Fomento apuntan que, durante el primer trimestre de este año, el incremento del coste de la vivienda fue de un 4,3% si se compara con el mismo periodo del año pasado, acabando marzo con un precio de 1.164 euros por metro cuadrado. Una cifra que se encuentra muy lejos de los 2.086 euros que alcanzó a finales de 2007, techo del mercado inmobiliario arandino.

En el contexto provincial, este aumento del precio de la vivienda en Aranda contrasta con la rebaja sufrida en Miranda de Ebro, que fue de un 7,8%, costando el metro cuadrado una media de 1.017 euros. En la capital burgalesa también subió el precio de los inmuebles residenciales, pero solo un punto porcentual, estableciéndose el coste del metro cuadrado en 1.444 euros.

Los agentes inmobiliarios achacan esta tendencia del mercado en Aranda, opuesta a la tónica general, a una constante en el devenir económico de la ciudad. «Aranda es peculiar porque las crisis llegan siempre con un año de retraso, y también se van con un año de retraso», resume Carmen Cob, de Alfa Aranda, que sí que ha notado que «los bancos están dando menos hipotecas porque los bancos han endurecido las condiciones, además de la subida del euribor, pero aquí no se ha notado en la compraventa de viviendas».

El incremento del precio de los pisos en la capital ribereña se achaca, principalmente, a la poca oferta entre la que elegir los potenciales compradores. «Hay escasez de vivienda, y lo que ya más es de segunda mano, vieja, pisos sin ascensor, para reformar... por lo que los mejores pisos, que son pocos, son más caros casi que la vivienda de obra nueva, que tampoco hay; es la pescadilla que se muerde la cola», apunta Cob, que reconoce que «la escasez de vivienda hace que se venda todo o casi todo».

Lo que se mantiene invariable en este tipo de operaciones inmobiliarias es el tipo de comprador, con dos tendencias muy marcadas. «La gente compra para vivir, porque quiere cambiar o porque es su primera vivienda, y hay gente, como siempre, que son inversores que apuestan por un piso con sus pequeños ahorros, para arreglarla y alquilarla», especifica Carmen Cob. Una tendencia que se mantiene invariable en el panorama del mercado inmobiliario local.

En el caso del alquiler, la situación es pareja y, aunque ya se han registrado incrementos en las mensualidades, la escasa oferta hace que duren poco los pisos vacíos. «Hemos tenido un inicio de año con una escasez tremenda, ahora empieza a haber producto, pero se alquila todo absolutamente, en una media de dos semanas y alguno no llega ni a la semana», explica Cob por la experiencia en el movimiento del mercado inmobiliario en Aranda.