¡Cuánta felicidad contienen unas sencillas pompas de jabón! Que se lo digan a la multitud de niños, y también unos cuantos mayores, que ayer disfrutaron de lo lindo viendo salir burbujas y más burbujas en la plaza del Trigo de Aranda de Duero. Su creador, Bubbles Factory, se presentó en el escenario con una probeta gigante bajo el brazo y apenas unos segundos después el público se quedó embelesado. Los más pequeños estiraban los brazos y saltaban como locos, decididos a explotar las pompas, algunas de tamaño exagerado. Ya ven, generación tras generación, hay cosas que no cambian. Y este arte efímero atrapa como siempre.   
Este sólo fue el pistoletazo de salida a una Noche de Ronda que sirvió para que el mundo de la cultura inundara de nuevo las calles de Aranda de Duero. Las actividades se sucedieron, una tras otra, casi sin tiempo para respirar, por ocho escenarios repartidos por numerosos puntos de la capital ribereña, desde el Centro de Arte Joven, hasta la plaza de San Juan o la iglesia de Santa María. A ello se sumaron los museos, abiertos hasta la medianoche, algo que agradecieron multitud de arandinos y visitantes tras varios años con las puertas cerradas a raíz de la crisis provocada por la pandemia. Y en esta especie de 'regreso', el Museo de Cerámica ejerció como uno de los puntos clave de la Noche de Ronda arandina.

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