Basta con echar un vistazo por las principales páginas web inmobiliarias para darse cuenta de que ya no solo las grandes ciudades tienen un problema evidente de vivienda. En Burgos, el mercado del alquiler es cada vez más escaso y, sobre todo, caro. Tanto, que a día de hoy casi la mitad son habitaciones cuyos precios superan incluso a los de los apartamentos más baratos en algunos casos, 500 euros. Fuentecillas, San Pedro de la Fuente y la zona universitaria son las más asequibles, mientras que en el centro, e incluso en Gamonal, los costes se disparan.

Han sido muchos los factores que han generado un caldo de cultivo propicio para llegar a este escenario. La situación económica actual, con los tipos de interés por las nubes, hacen inviable que muchas familias, especialmente jóvenes, puedan embarcarse en la adquisición de una vivienda. Eso les empuja al alquiler. Pero los propietarios también tienen sus problemas: subidas de precio por el coste de la energía, restricciones en los desahucios en casos de impagos y las condiciones de nueva ley de vivienda.

«Existe una contracción de la oferta de arrendamiento porque hay muchos propietarios que están a la expectativa de saber qué va a pasar con la aplicación de la nueva ley de la vivienda, que está en vigor, pero la ausencia de Gobierno está retrasando su implantación», explica José Muñoz Plaza, gerente de la Cámara de la Propiedad de Burgos. Una normativa que contempla una posible limitación de precios en el alquiler, lo que sumerge a los dueños de inmuebles en una disyuntiva. Y ante la duda, algunos entienden que es mejor no sacar los pisos al mercado. Al menos de momento.

(Más información, en la edición impresa de este viernes de Diario de Burgos o aquí)