La actuación de Israel Fernández junto a Diego del Morao este viernes en el Festival Tribu (en los jardines de La Parrala, 21 h.) coincide con la publicación de su disco Pura sangre, un trabajo «muy biográfico» compuesto por el propio cantaor, algo poco habitual en el flamenco: «Estoy muy feliz porque es un disco muy mío, que he escrito yo y del que estoy muy contento. Se refleja mi forma de pensar y mis vivencias», detalla mientras repasa temas como Soleá de mi casa, en el que habla de su padre, su entorno y el hecho de ser gitano, el canto que hace al silencio (Seré silencio), el valor que le da a la naturaleza o la dificultad para entender las injusticias (El tercer mundo).
Considerado el mejor cantaor de su generación, el músico toledano regresa a Burgos después de haber participado hace un par de años en el ciclo Noches Flamencas; este viernes, en cambio, actuará en una cita en la que convivirán otras músicas y otros públicos, algo que despierta su interés precisamente por esa versatilidad. Porque su modo de concebir la música le hace adaptarse a lo que toque y al ambiente que se encuentre: «Normalmente cuando subo al escenario improviso un montón. Según sienta la energía del público y cómo tenga el día voy terciando. Presentaré temas del disco, imagino, y lo que me vaya viniendo a la cabeza en el momento. Además mis conciertos nunca son iguales, aunque sean las mismas letras porque no hago las melodías igual ni las canto de la misma forma. Es total inspiración del momento», afirma.
Esa fuerza natural que muestra sobre el escenario es la misma que le ha hecho obtener un Premio Odeón al Mejor Álbum de Flamenco por Amor (2021) y estar nominado a los premios Latin Grammy; es la que hace que algunos le consideren el heredero de Camarón, y la que le da autoridad para reprochar que algunos denominen flamenco a la canción de Blanca Paloma y califiquen el resultado en Eurovisión de «fracaso» de esta música: «Hay que saber diferenciar lo que es y lo que no, con todo mi cariño y respeto hacia ella. Aunque lleves las palmas a ritmo de bulería el flamenco es otra cosa. Si fuera flamenco y el público no lo votara, no pasa nada; pero es que no lo es», asegura recordando que en estos momentos «hay una cantera increíble»: «Estamos en una constante renovación y es normal. Hay que divertirse con la música y arriesgar para crear, pero desde el conocimiento».
Con esta afirmación aclara también su posición sobre el eterno debate de los puristas del flamenco: «La pureza está en la verdad. Cantar como determinados cantaores es copiar lo que ya se hacía. Hay que sentirlo para que sea puro. Lo puro es verdad, no es copia, independientemente de con qué se fusione. Lo que hizo Camarón en La leyenda del tiempo es flamenco puro. ¿O por que haya una batería, un saxo o un piano ya no lo es?. Eso es discriminación a los instrumentos, y los instrumentos son todos iguales, no hay que ser racistas», bromea mientras afirma esperar «con mucha ilusión» el «sueño» de actuar en el Teatro Real, lo que ocurrirá el 26 de julio.