El Madrigal decide el pase

F.V.R. / Miranda
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Enorme Mirandés. A los de Pouso les anularon un gol, dieron un poste y tuvieron contra las cuerdas a un Villarreal que se asfixió con el ataque rojillo

A Martins, que hizo un partidazo, solo le faltó el gol anoche ante el Villarreal. - Foto: Truchuelo

Mirandés 1 - Villareal 1

Mirandés

Adrián

Iribas

César

Corral

Ernesto

Martins

(Iván Agustín M-75)

Garro

Borrell

Muneta

Pablo

(Lambarri M-65)

Alain

(Barahona M-81)

 Villareal

César

Musacchio

Jume Costa

Zapata

Mario

Camuñas

Bruno

Marchena

(Borja Valero M-46)

Castellani

Hernán Pérez

(Nilmar M-75)

Joselu

(Gullón M-87)

Incidencias

Árbitro

Fernando Teixeiras, asistido por Díaz y Torre, amonestó a Iribas, Alain e Iván Agustín, por parte del Mirandés, y a Hernán Pérez, Musacchio y Bruno en el Villarreal.

goles

1-0, 25 (Alain). 1-1, 84 (Valero).

público

4.031 personas presenciaron el encuentro de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey entre el Mirandés y el Villarreal en Anduva. La vuelta se jugará el próximo miércoles, 21 de diciembre, a las 21.00 horas en El Madrigal.

Perdonó, definitivamente perdonó. El Mirandés de Carlos Pouso brilló con luz propia en la Copa del Rey ante un Villarreal que poco supo o poco pudo mostrar de todo su arte de Primera División. Los destellos de Joselu y el hambre de Valero fueron las únicas dos pinceladas de un cuadro que firmó el Mirandés. Un equipo humilde de Segunda B que ayer empequeñeció a un submarino amarillo que celebró el empate como si de un triunfo se tratara. Y es que este Mirandés lo tuvo contra las cuerdas, lo maniató con las gambetas interminables de Muneta y de Martins y con el hombre que anoche mejor escondió el balón, Borrell.

A los cuatro minutos una grandísima jugada iniciada y aguantada por Garro pudo acabar en gol. El pivote vitoriano abrió banda con Borrell, el catalán arrinconó a Jaume Costa, centró y tras el rechace de la defensa, Martins se encontró con el balón en la frontal y sacó un potente disparo que se estrelló en el poste izquierdo de César. La acción hizo saltar al míster Garrido, quien se desesperaba junto a la línea de cal viendo que su equipo no encontraba el cuero.

Joselu tuvo la primera para la visita tras conectar de cabeza un balón enviado desde la derecha por Hernán Pérez, pero el esférico fue controlado por Adrián. Los minutos avanzaban y Borrell se transformaba en una pesadilla de la que Jaume Costa no lograba despertar, mientras que Garro y un enorme Martins lograban desatascar una y otra vez el doble pivote de Bruno y Marchena.

El respeto se acabó al minuto 25, momento en el que el balón le llegó a Iribas, el donostiarra centró y ahí estaba Alain para empujar el cuero a las mallas y poner las cosas 1-0. Tras la apertura del marcador, el bloque castellonense se replegó y ya no tomaba con tanta liviandad el ataque rojillo.

El Villarreal, herido y progresando con rabia entre líneas, buscó equilibrar la balanza pero Corral, primero, y César, en la acción siguiente, defendieron una internada de Joselu que podría haber emparejado la cosas al 32. El asedio no paraba y mientras Joselu jugaba su partida individual con Adrián, aunque sin éxito, Alain y Borrell apilaban defensas como cubos obligando al máximo a César que descolgó el 2-0 a cuatro del descanso dejando sin doblete al delantero Alain.

segundos 45. Tras el pase por el vestuario, Borja Valero sustituyó a Marchena y el Villarreal mostró un orden mayor que aquel con el que acabó el primer tiempo. Mario, Zapata, Musacchio y Jaume Costa buscaron conectar con el centro del campo, algo que tampoco habían conseguido en los 45 iniciales.

El submarino de Garrido no quería hacer agua, buscaba una y otra vez a Bruno y a Valero para desestabilizar el dibujo de Pouso. Pero nada. Y cuanto más tiempo pasaba más se enfadaba el Villarreal y ni los intentos de Pérez ni el despliegue técnico de Valero saciaban la sed desesperada que tenían al ir detrás en el marcador.

A veinte del final, era el Mirandés el que escribía la partitura y el Villarreal el que no sabía seguir el compás. Fuera del rectángulo de juego los banquillos empezaron a moverse aunque con objetivos diferentes: el Mirandés necesitaba aire para no pagar el gran desgaste físico y el Villarreal precisaba con urgencia un revulsivo.

Adentro Lambarri, Barahona e Iván Agustín para renovar la sangre del ataque. Garro tomó nota de la idea y de volea estuvo a centímetros de colar el balón junto al palo derecho de César y luego fue Martins, el mariscal del centro del campo, el que tuvo otra chance.

Cuando parecía que el Mirandés se llevaría el partido, a seis del final, Valero cogió el balón y sacó un chute bajo y rasante que puso las cosas 1-1. Borrell tuvo en sus botas el 2-1 tras un pase de la muerte de Muneta pero no logró conectar el envío. Y ya no hubo tiempo para más. El Mirandés corrió, sufrió y gozó el partido pero dejó el final abierto. El Madrigal será el encargado de decidir el futuro de una Copa del Rey que los de Miranda esperan seguir pintando de rojo.