Juan Carlos Pérez Manrique

Estos días azules...

Juan Carlos Pérez Manrique


Libros en la calle

14/06/2023

Los niños se detenían en alguna de esas casetas que en distintos lugares de la ciudad funcionaban como puntos de lectura pública durante los meses de verano. Miraban el libro que luego llevaban prestado durante algún día para explorarlo en esas horas del verano en las que el tiempo se suspende y se cambia de aventura y de juego. También paraban los mayores para buscar unas veces noticias de otras vidas que la literatura cuenta o para buscar, otras, los versos que todo lo nombran y descifran o los hechos y argumentario de los distintos periódicos que leían sentados en los bancos públicos del paseo, observando cómo estos explican el mundo de forma distinta, escribiendo con tinta o con pólvora según los distintos editores y redacciones consideran.

Esas casetas con estanterías de libros cuyos héroes estaban mirándote a la altura de tus ojos, esas casetas en torno a las cuales curioseaban niños y desde las que llegabas a un banco público próximo para llenar tu silencio con lectura, añadían misterio y vida a un espacio que se regaba con lluvia fina de letra y cultura, lluvia que cala despacio y distinta al vistoso chaparrón de los grandes eventos.

A veces notabas que en aquel rincón, con el libro entre tus manos, te sentías más solidario, que entendías mejor el difícil entresijo de la ciudad y del alma de su gente. Y a veces sentías que el banco público no era solo un lugar de vagabundos y barrigudos, que tenías la posibilidad de que acabara siendo el recuerdo de un lugar feliz si los sueños y la sangre terminan por apagarse. Así lo cantaba Brassens.

Aquel proyecto de sacar los libros a la calle para recorrer un camino más largo y que empezó a funcionar como puntos de lectura de verano al comenzar este siglo, se fue ampliando después, llevándolos a las zonas pediátricas de los centros de salud y al área psiquiátrica del hospital Divino Valles. Se trataba de extender la lluvia fina y se trataba de subrayar la importancia social de la lectura, que es la del conocimiento de la palabra y la de multiplicar la ilusión y el pensamiento. Luego, desde el año 20, la pandemia por exigencia primero, como excusa para olvido de programas, luego, ha ido vaciando aquel proyecto en un contexto en que la enfermedad también ha modificado formas de acceso a la información y al ocio, pero no la necesaria presencia de libros en las calles.