El repunte del juego dispara la atención de casos de ludopatía

L.M.
-

La recaudación por estos tributos en Burgos alcanzó el año pasado su máximo histórico desde 2010 con 9,3 millones. La asociación de rehabilitación experimenta un alza de usuarios

La Junta grava impuestos sobre el juego a través de, por ejemplo, la recaudación de las máquinas tragaperras. - Foto: Luis López Araico

Hay que remontarse hasta 2010 parea encontrar un año en el que la Junta, administración que tiene encomendada la recaudación de tributos sobre el juego, registrase una recaudación más alta que la del 2022. Por aquel entonces el montante ascendió hasta los 9,5 millones, 200.000 euros más de los que ingresó a lo largo del año pasado en la provincia.

Este repunte, lejos de ser algo casual, explica el incremento de usuarios que acuden a las sesiones que celebra la Asociación Burgalesa de Rehabilitación del Juego Patológico para atajar los problemas de ludopatía. De media eran alrededor de 40 las personas las que participaban en las dinámicas, una cifra que desde hace unos meses se ha disparado hasta las 60. «Estamos notando que viene muchísima más gente, especialmente jóvenes, a pedir ayuda y que les echemos un cable para solucionar sus problemas», reconoce Conchi Gil, presidenta de Abaj.

El aumento de usuarios responde a ese alza de la recaudación que ha denotado la Junta en su último informe sobre gestión tributaria, que pasa de 8,7 millones en 2021 a los 9,3 actuales. Es más, en comparación con 2020, el ejercicio en el que se desató la pandemia, se duplica (fueron tan solo 4 millones los que se ingresaron) mientras que si tomamos como referencia el 2019, último curso sin incidencias sanitarias, se quedó en los 9,2 millones.

En el conjunto de Castilla y León, la recaudación por tributos sobre el juego también ha crecido: de los 65,2 millones registrados por la Consejería de Hacienda a lo largo del 2021 se ha pasado a los 70,6 del ejercicio pasado. Valladolid y León, con 15,6 y 14,6 millones respectivamente, son las dos provincias que más nutre a las arcas de la administración regional en este aspecto.

El problema, tal y como apunta Gil, no solo se circunscribe a las modalidades de juegos de azar presenciales, sino que las online van ganando peso conformen pasan los años. «Vienen chavales acompañados de sus padres una vez descubren que han empezado a apostar dinero a través de microcréditos a pequeñas entidades financieras o casas de apuestas», explica la presidenta de Abaj.

Sin embargo, se siguen destapando casos de menores con 16 o 17 años que apuestan, sobre todo a resultados deportivos, a través de un conocido que sí que es mayor de edad. «Los padres se terminan por dar cuenta al perder los estudios, no acudir a clase o no trabajar y pasarse el día entero en sus habitaciones con el ordenador y el teléfono móvil enchufados a internet», apunta Conchi Gil.