El Valle de Caderechas es reconocido más allá de las fronteras de la provincia por la floración de sus miles de cerezos, pero también por la calidad de la fruta que en él se cultiva. Desde el Corredor Biológico Mundial valoran tanto el singular entorno como el esfuerzo de sus habitantes en mantenerlo con vida, por lo que lo han integrado en este proyecto internacional como Kilómetro cero de los cerezos de Europa, un punto que han situado en la localidad de Hozabejas, donde se han desarrollado diferentes tomas de datos y estudios para conocer en primicia cómo afecta el cambio climático, a la fauna, flora y el hábitat natural de la zona.

Jorge Extramiana, presidente del Corredor, agradece la disposición del alcalde de Hozabejas, Rubén Fernández, «a la hora de facilitar la realización de investigaciones y el interés en la protección del medio ambiente, a la vez que el trabajo por impulsar la comarca», aclara.

Extramiana, que fue uno de los miles de niños que creció con admiración por el trabajo de Félix Rodríguez de la Fuente, considera que el divulgador llegó ser quien fue en parte «gracias a que nació y creció en Poza de La Sal, un entorno único lleno de fauna y flora que le despertó su curiosidad». De ahí que la villa, que forma parte del Corredor Biológico Mundial desde hace años, sea destacada ahora como Kilómetro cero de la ecología, pues la sostenibilidad ambiental sigue siendo prioridad para su Ayuntamiento.

Los kilómetros cero mundiales -presentes en los cinco continentes- nacieron con la finalidad de para dar visibilidad a lugares con alto valor ecológico y a especies de fauna y flora que habitan en diferentes partes del mundo que se encuentran en peligro de extinción. Dicha declaración ha sido posible gracias a los miembros de la entidad (personalidades e instituciones internacionales).