En defensa de la política social y la industria

D. ALMENDRES / Burgos
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Los sindicatos asumen que el 28-M marcará gran parte de la estrategia a seguir en los próximos años. El clima político actual y la relevancia de las principales cuestiones que están sobre la mesa invitan a mantener el máximo nivel de alerta

Los representantes de las tres formaciones posan delante del edificio de los sindicatos. - Foto: Valdivielso

Los sindicatos andan con las orejas tiesas ante el devenir de los acontecimientos. «Estamos ante un mandato decisivo», reflexiona el secretario provincial de Comisiones Obreras, Juan Núñez, al analizar todo lo que hay en juego en la próxima convocatoria electoral. «Son municipales, pero por el carácter de este país y por las líneas marcadas se están convirtiendo en la antesala de las generales y eso influirá», explica, para ir un paso más allá. «Nos jugamos el futuro de 20 años en políticas sociales, en el asentamiento de la población y en el desarrollo industrial», resume.

Hay demasiadas cuestiones capitales sobre la mesa que afectarán al Burgos del mañana y por ello Pablo Dionisio Fraile, máximo representante de UGT en la provincia, destaca la importancia de «pensar en un proyecto de ciudad que garantice el presente y el futuro». Mientras, el secretario regional de Acción Sindical de USO, Roberto Alonso, asume que esta cita es capital en un clima político tan inestable. «La deriva es perniciosa. Para llevarse bien no hace falta tener las mismas ideas, pero sí el mismo respeto», lamenta. «Aquí se trata de quién es el alcalde del pueblo, qué respaldo tiene, qué va a hacer y cuál es la mejor opción. En política local las siglas no tienen sentido», aclara.

¿Cuáles son las prioridades de Burgos? «Para empezar, la vivienda o la mejora de las infraestructuras», apunta Núñez, con especial hincapié en «el desarrollo del Centro de Salud del Silo o del Parque Tecnológico». Por su parte, los sindicatos mantendrán su guion «centrado en lo social y en lo laboral», tal y como advierte Fraile. «Debemos pensar en mejorar, en ayudar a la industria y en hacer una ciudad abierta», comenta en un argumento que Alonso lleva al contexto provincial. «Las elecciones son de todos los municipios, no solo de Burgos. Hay que hacer una fuerte apuesta desde los ayuntamientos para generar un tejido industrial en todo el territorio y dar utilidad a los polígonos que se están vaciando. Miranda ha perdido industria, Briviesca no crece, Aranda está un poco estancada y Burgos necesita ese Parque Tecnológico», analiza.

Por eso, pide a los políticos que «se dejen de tonterías y generen riqueza». «En España se hacen muchos esfuerzos por el turismo y el sector servicios y eso es un peligro. Hay que potenciar la industria», insiste Alonso, para destacar también «el problema de la Ley de Contratación Pública». «Los trabajadores que dependen de los ayuntamientos o de las subcontratas están perdiendo poder adquisitivo. Hay que darle una vuelta para que los trabajadores mantengan sus condiciones laborales», exige.

No en vano, Fraile recuerda que «Burgos tiene el 23 o el 24% de la industria de la región». «Dejarnos fuera de los presupuestos europeos y no contar con lo que ya estaba montado para potenciar a otras ciudades nos resta oportunidades», denuncia. Y es ahí donde los representantes públicos deben echar el resto. «Hablamos de puestos de trabajo y debemos tener unos representantes políticos con acceso a Valladolid, Madrid y Europa. La logística es las venas y las arterias de nuestras empresas y da capacidad de crecimiento», recuerdan en UGT.

Alonso destaca la «importancia del Tren Directo con Aranda» y pide «utilizar la columna vertebral de Burgos, que es la AP-1, porque puede dar conexión entre las diferentes localidades». «Unas buenas infraestructuras potencian la provincia, generan empresas y evitan la despoblación», matiza.

Son puntos vitales que, en la práctica, escapan al control de los políticos locales. Sin embargo, Juan Núñez recuerda que los representantes «participan a través de una lista propuesta por su partido político correspondiente». «En la medida en la que el alcalde o la alcaldesa no tengan capacidad de llegar a instancias superiores, los partidos tienen que ser sensibles a las demandas que les llega», comenta. 

Todo suma para mantener a Burgos en una situación esperanzadora «para conseguir más». «No es cuestión de conservar lo que tenemos porque tenemos esa capacidad de mejorar y de no quedarnos estancados», insiste Núñez, convencido de la importancia de «ser una cabeza tractora más de la región». «Hay muchos estudiantes que, por proyección, ni se plantean quedarse aquí o trabajadores que buscan fuera. Debería ser al revés, que estas personas volvieran y que encuentren en Burgos un tejido industrial que apueste por la innovación, el desarrollo y un trabajo con un valor añadido para su vida», abunda.

En ese sentido, Fraile aboga por que «las propuestas vayan encaminadas a reforzar Burgos» también en otros ámbitos, «como el turismo de interior», para que «el trabajo se vea beneficiado». «Veremos si los partidos políticos son receptivos», expone. «Algunos de ellos están distanciados de nuestras opiniones y tenemos claro el contexto actual en la Junta de Castilla y León. No vamos a posicionarnos del lado de ningún partido, pero diremos alto y claro que no aceptamos imposiciones o mandatos en los que las personas no sean lo primero», zanja.

Y es que el diálogo social ocupa y preocupa a los sindicatos. «Decir que la política social está bien sería faltar a la verdad porque en Burgos tenemos 64.000 ciudadanos en una situación de vulnerabilidad», recuerda Núñez, quien pide «una mayor concienciación de la ciudadanía porque nada no es ajeno». 

Fraile, por su parte, asegura que el «acuerdo del PP y Vox en la Junta ha destrozado el diálogo social y perjudica a la ciudadanía con políticas destructivas», aunque destaca el mejor entendimiento con el Ayuntamiento y Diputación. «Son sensibles. Llevamos años trabajando con resultados positivos», valora.

«Es muy importante tener en cuenta todas las opiniones y a todas las personas», aporta Alonso, quien pone como ejemplo la situación de las residencias. «Ya no se habla de ello, pero son nuestros mayores y son sus ciudadanos. Los ayuntamientos no tienen el control directo, pero sí deben ser vigilantes», propone.