Aurelio Medel

Hecho a mano

Aurelio Medel


El espejo del Titan

24/06/2023

La vida pone delante situaciones que nos retratan. Millones de humanos seguían con ansiedad los avatares de un submarino tripulado por ricos y aventureros, mientras Salvamento Marítimo (Gobierno de España) delegaba en Marruecos el rescate de una patera con desidia rutinaria. Unos, eran cinco personas, con vida y milagros expuesta en internet, a bordo del Titan, tratando de llegar a los restos del Titanic en las profundidades del Atlántico Norte. Los otros, 60 subsaharianos anónimos a bordo de una lancha neumática sin nombre cerca de la costa africana tratando de alcanzar la tierra prometida, Canarias (Europa).

Es fácil denunciar la falta de sensibilidad; la adoración al dios del espectáculo. La cotidianidad de la desgracia de inmigrantes africanos que arriesgan su vida empujados por la miseria, hace que volvamos la mirada ante la novedad que supone la incertidumbre de ricos aventureros sometiéndose voluntariamente a la ruleta de la muerte.

Lo que hemos avanzado, para concluir que el tratamiento informativo que los medios de comunicación han dado a sendos incidentes repite el sesgo de renta del hundimiento del Titanic en 1912. Sobrevivieron tres de cada cinco pasajeros con billete de primera clase y uno de cada cuatro de tercera.

Hace unas semanas conocí a Ousman Umar. Salió de Ghana con 13 años de Viaje al país de los blancos, que así se titula su libro. Estuvo años andando por el Sáhara, cruzó el Mediterráneo en patera y cuando llegó a Barcelona ya tenía 17 años. La mayoría de sus amigos perdió la vida en el camino. Armando y Monserrat se lo encontraron en la calle en la Ciudad Condal, lo llevaron a su casa y lo criaron junto a sus hijos. En pocos años aprendió español, catalán, hizo el bachillerato y estudió Relaciones Públicas y Márketing. Todo con un objetivo, evitar que ningún paisano más hiciera su camino. En 2012 creó la Fundación NASCO Feeding Minds, con el objetivo de alimentar mentes. Hoy tiene a más de cinco mil chavales aprendiendo informática en su país y a 18 programando para empresas españolas desde allí.

Tengo ganas de reencontrarme con Osman y preguntarle por el submarino Titan. Es curioso que las mentes más avanzadas de la humanidad anden seriamente preocupados porque una inteligencia artificial nos domine, cuando el riesgo más probable es que nos sometamos voluntariamente al más inepto de la tribu.