Ignacio Camarero

Dibujos de Ciudad

Ignacio Camarero


Un gigante...

11/06/2022

Dicen de él que fue maestro de universidad medieval antes de que existieron las propias Facultades. Y que a principios del siglo doce, personas de toda Europa se arriesgaban al peligro de los caminos hasta llegar al canciller de la Catedral de Chartres. Bernardo gustaba de leer a los clásicos. Somos enanos encaramados a hombros de gigantes, decía. De esta manera, vemos más y más lejos que ellos, no porque nuestra vista sea más aguda. Como Francisco de Quevedo cuando hablaba de los pocos, pero doctos libros con los que se retiraba a la Paz de los desiertos. Vivo en conversación con los difuntos y escucho con mis ojos a los muertos. Y algo muy parecido al modo de entrenar del tenista noruego Casper Rudd. Cuatro años en un centro deportivo de Manacor, encaramado a los hombros de Nadal para ver más y mejor cómo alcanzar una final de Roland Garros. Somos enanos. Sí. Pero también cangrejos ermitaños. Buscadores de gigantes. De qué otro modo se puede progresar si no. Cómo perseguir los sueños. Imaginen que el arzobispo Mario les encarga un nuevo diseño para las puertas de la entrada del Perdón. Sí. A ustedes. Supongan que, a la vez, el señor De la Rosa, don Daniel, se acurruca en la concejalía de Festejos, y decide confiarles, también a ustedes, las próximas carrozas de la cabalgata de San Pedro. Figuren, finalmente, que el señor Santidrián, don Rodrigo, les contrata para confeccionar la plantilla del Burgos para la próxima temporada. ¿Serían capaces de empezar desde cero…? ¿Renunciarían a cabalgar encima de los hombros de Antonio López? ¿Rechazarían la oportunidad de encaramarse en la clavícula de Cristino? ¿Dejarían pasar la ocasión de hacer equilibrios hasta llegar a caer desde los omoplatos de Julián Calero?

Los tertulianos de Onda Cero y los colaboradores de La Ocho Burgos Televisión también somos enanos. Supongo que por eso buscamos quien nos sostenga en el aire y nos eleve con toda su altura formidable. Como los minúsculos que mencionaba Bernardo de Chartres. Como los poetas que escuchan con los ojos a los muertos. Como los aprendices de la Academia de Nadal. Este jueves, el señor Méndez, don Antonio, nos ha juntado para cenar. Creo que le gusta más que le llamen Michel. Un gigante.