El agua de Ebro pierde calidad a su paso por Miranda

Ó.C. / Miranda
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La Confederación sostiene que el río está mejor que en otras zonas de la cuenca, aunque las muestras realizadas evidencian que reduce sus propiedades ecológicas al entrar en la ciudad

Imagen del atardecer del río Ebro a su paso por Miranda, en una zona en la que las riberas se modificaron para canalizar mejor el agua en la riadas. - Foto: Alberto Rodrigo

Los datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro demuestran que la calidad del río merma al entrar en el casco urbano de Miranda. Así lo evidencian los resultados de los análisis que efectúa periódicamente el organismo regulador, entidad en la que ensalzan que el cauce «está mucho mejor», que en otros puntos de su recorrido hasta su desembocadura en el Mediterráneo. En la CHE remarcan que «los ríos de la cuenca en la provincia de Burgos están bien», pero todavía quedan aspectos de mejora, como se comprueba en el balance de los informes de 2022, último año del que se aportan datos oficiales.

En primer lugar, en la Confederación apuntan que se hacen dos tipos de muestras. Las primeras ponen el foco en lo que denominan «el estado ecológico», en el que a una menor distorsión humana se considera que hay una mejor conservación. Este aspecto se valora con un doble estudio: una parte con indicadores biológicos y otra en base a los físico-químicos. La escala de valoración se establece del «muy bueno, al bueno, moderado y deficiente», tal y como marca la regulación. Antes de que el río llegue al punto de muestreo del casco urbano de Miranda, el análisis de los organismos acuáticos, y de otros aspectos como la morfología del cauce, ofrecen una calidad buena, que después pasa a moderada.

En la otra parte del estado ecológico también existe una pérdida de calidad, porque se pasa del muy bueno al bueno, en un apartado en el que la CHE comprueba aspectos como la condiciones térmicas, la oxigenación del agua o el estado de los nutrientes. Uniendo las dos categorías, la conclusión final de la Confederación sobre el estado ecológico se queda en el moderado, un nivel menos de lo que tiene antes de sobrepasar la desembocadura del Oroncillo, cuando se entra en el primer tramo urbano.

En otro análisis, el regulador mide la presencia de productos químicos, con especial atención a los metales pesados que se pueden encontrar tanto en el agua como en los organismos que viven en ella. En este punto, la CHE puntualiza que este tipo de análisis están exigidos por parte de las autoridades europeas y según los datos aportados, el «estado químico» antes de llegar al tramo urbano es bueno, mientras que cuando entra pasa a ser «no bueno», en un aspecto que no tiene más peldaños en su escala de medición.

Por último, en la Confederación puntualizan que a tenor de estos dos estudios extraen un tercer valor, «el estado final». En este caso, la influencia del casco urbano de la ciudad hace que se pase de bueno a inferior a bueno, por lo que en todos los análisis con los que la CHE valora el estado del Ebro a su paso por Miranda, la calidad sufre una merma.

Las conclusiones que pueden extraerse de los datos aportados de 2022 están calcados de los de 2021. No hay diferencia en las valoraciones finales, en ninguno de los tres tramos en los que el organismo regulador tiene dividido al río desde el momento en el que entra en el término municipal. El primero de ello concluye en la desembocadura del río Oroncillo, a la altura de La Nave. El siguiente segmento va hasta el punto en el que Bayas desagua en el Ebro y el último va hasta el río Zadorra, justo después de la depuradora.