Puerta cerrada anti piras

S.F.L. / Briviesca
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El Instituto de Briviesca opta por mantener el acceso exterior cerrado durante el horario lectivo, a excepción de los 30 minutos de recreo de los alumnos de tercero y cuarto de la ESO y Bachiller, para frenar las faltas injustificadas a clase

En la puerta hay un cartel con un número de teléfono para dar aviso a los conserjes y que salgan a abrir. - Foto: S.F.L.

El habitual paseo a las cafeterías o tiendas de los alrededores, las visitas de fuera, ir hasta casa a comer el bocadillo o fumarse el cigarrillo en las inmediaciones del instituto La Bureba de Briviesca continuará siendo posible, pero solo entre los alumnos de segundo ciclo de Secundaria y los de 1º y 2º de Bachillerato. Los matriculados en los cursos inferiores lo tienen ya prohibido. El mal hábito de escabullirse entre clase y clase «se han incrementado con la llegada del buen tiempo», explica el equipo directivo en un escrito remitido a miembros de la AMPA, por lo que se han visto obligados a tomar medidas contra las «numerosas faltas injustificadas» de algunos estudiantes.

La «costumbre de muchos de ellos de entrar y salir del centro cuando consideran, faltando a clase sin justificación» ha obligado a que la puerta exterior se mantenga cerrada después de la entrada a primera hora y, en la actualidad, solo permanece abierta desde las 11.20 horas hasta las 11.50, coincidiendo con el horario de recreo de los alumnos de 3º y 4º de la ESO y los de Bachiller, que pueden traspasar los límites del centro. 

A su vez, en la circular enviada se avisa de que «los alumnos que lleguen después de la primera hora por un motivo justificado deberán venir acompañados y, si no es posible, con el documento que justifique su retraso. Igualmente, para que los estudiantes puedan abandonar el centro en periodo lectivo deberán venir a buscarlos sus padres o tutores legales».

Los familiares de estudiantes que reciben formación en el instituto con los que este periódico ha contactado apoyan «totalmente la medida» porque «podrán no acudir a clase pero no lo tendrán tan sencillo como hasta ahora», declara una mujer que tiene dos hijos matriculados. «Algunos no perderán toda la mañana por saltarse una hora. Cuantas más faltas acumulen corren el riesgo de perder derechos, y ello repercute negativamente en los jóvenes, pese a que muchos no sean conscientes», añade una abuela.

«Pese a que mi hija asegura sentirse en una cárcel», comenta otra madre, «esperemos que así se controle mejor a los estudiantes», añade. En la puerta exterior han colocado un cartel con el número de teléfono al que llamar para que los conserjes abran la puerta siempre que se necesite acudir al centro o los tutores sean citados, hasta la instalación de un timbre.