Urge hablar del cáncer de mama metastásico

GADEA G. UBIERNA
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Un 20% de los tumores del pecho acaban propagándose a otros órganos, lo cual limita la supervivencia a 5 años. Las afectadas piden investigación y que la sanidad pública financie más tratamientos. Pacientes ofrecen sus testimonios

Aida Fernández, paciente oncológica en 2007 y desde 2018. - Foto: Luis López Araico

Hay un tipo de cáncer de mama sobre el que cuesta hablar porque, como destacan las afectadas, no tiene final feliz. Ellas no se identifican con el color rosa que cada 19 de octubre ayuda a concienciar sobre los distintos tumores de pecho y la importancia del diagnóstico precoz. Y no lo hacen porque su pronóstico suele ser malo. Así que urgen a que la sociedad hable sin tapujos de ese 20% de los cánceres de mama que no se curan: los metastásicos. Esto es, aquellos en los que las células cancerígenas se propagan a otros órganos -muy frecuentemente a los pulmones, cerebro, hígado y/o huesos- y provocan un agravamiento de la enfermedad que los fármacos existentes todavía no han conseguido revertir. Así, la supervivencia media oscila entre tres y cinco años.

Pero, como destacan las protagonistas de este reportaje, hay razones para seguir reclamando atención para el cáncer metastásico: hay investigación y hay nuevos fármacos aprobados en Europa. Otra cosa es que, según denuncian, España tarde 19 meses más que la agencia comunitaria en aprobarlos e incorporarlos a la cartera de prestaciones del sistema nacional de salud, lo cual determina en qué momento la sanidad pública empieza a financiarlos. Cuanto más tarde, más tiempo de disponibilidad exclusiva en la sanidad privada y más limitaciones de acceso a  miles de enfermas, que no pueden esperar año y medio para recibirlo porque su esperanza de vida es demasiado corta.

Ese es ahora el caballo de batalla de las afectadas, representadas ayer en Burgos por la presidenta de la Asociación Española Cáncer de Mama Metastásico, Pilar Fernández, con motivo de la inauguración de una exposición en el HUBU sobre el cáncer de este tipo más agresivo que hay (el triple negativo). La promueve la farmacéutica Gilead y ha pasado por varias ciudades españolas, mostrando cómo la inteligencia artificial ha transformado el testimonio de tres afectadas en cuadros, que se subastarán al final del periplo para financiar investigación en el cáncer de mama triple negativo metastásico. La lamentable particularidad de la parada en Burgos es que una de las protagonistas, Ángela, ya ha fallecido.

En el acto participó la oncóloga del HUBU Blanca Hernando y el viceconsejero de Sanidad, Jesús García-Cruces, quien insistió en que «en la innovación está el futuro» y recordó que tumores que hace años eran incurables hoy se cronifican gracias a los tratamientos. En cuanto al acceso a nuevos fármacos, García-Cruces afirmó que en los hospitales de la Junta «se administran todos los tratamientos aprobados por la Agencia Española del Medicamento que están incluidos en la cartera de servicios del sistema nacional de salud».

De este tema habla con conocimiento de causa Aida Fernández, de 44 años: «No somos cifras, este cáncer es la principal causa de muerte en mujeres jóvenes».

Ella tiene una experiencia dilatada como paciente oncológica, ya que a los 20 años le diagnosticaron un linfoma de Hodgkin; un cáncer del sistema linfático que a ella se le originó en el mediastino, entre los pulmones, y que le trataron con quimioterapia y radioterapia. «Está en remisión completa», dice.

A partir de ahí su vida siguió con normalidad; volvió a su trabajo como arquitecta hasta que en 2018 se notó un bulto en el pecho. «Era un cáncer de mama en estadio inicial y, aparentemente, muy localizado», dice, detallando que no había extensión a los ganglios. Le hicieron la mastectomía, la trataron y le reconstruyeron el pecho mientras ella seguía volcada en el trabajo. La única particularidad era que cada vez que cogía un catarro, pasaba un calvario; algo que siempre consideró un daño colateral del linfoma y del tratamiento, muy fuerte. Pero llegó un momento en el que su médica de cabecera -para la que no tiene más que palabras de elogio, como para el 99% de los profesionales que la han tratado- decidió derivarla a Neumología dos días antes de que se decretara el estado de alarma por la covid. «La especialista que me recibió, increíble, dedicó 45 minutos a leer mi historial», cuenta, antes de aclarar que la conclusión de este nuevo periplo de pruebas fue cáncer de mama con metástasis en una vértebra. «Es positivo a los estrógenos y negativo al HER2, es el metastásico con mejor pronóstico», dice, aclarando que eso significa que tiene varias opciones de tratamiento.

Algo con lo que otras muchas pacientes metastásicas no pueden contar y de ahí que Fernández clame por más investigación y mayor esfuerzo en innovación. «No somos cifras minoritarias, el cáncer de mama metastásico es la principal causa de muerte en mujeres de entre 35 y 50 años», dice, criticando que España tarde tanto -19 meses- en aprobar fármacos que en Europa están validados y en uso.

Ahora tiene una incapacidad permanente y dedica su tiempo a leer y a hacer divulgación para cambiar el curso de esta enfermedad y todo lo que conlleva; una 'mochila' que algunos días es difícil de llevar y con la que ella convive con ayuda de un psiquiatra.

(Más testimonios, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)