El turismo sube un 60% en Aranda pero no iguala al de 2019

L.N.
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La capital ribereña recibió hasta septiembre la visita de 22.735 personas, un 6% de ellas procedentes del extranjero. El mundo del vino es el principal reclamo, aunque echan en falta recorridos culturales

Sólo en septiembre, Aranda recibió la visita de 2.662 turistas. - Foto: Christian Castrillo

El turismo toma impulso en Aranda de Duero. Desde enero hasta septiembre, un total de 22.735 personas han visitado la capital ribereña, lo que supone un 61% más que en el mismo periodo del año pasado, cuando, según los datos ofrecidos por la oficina municipal de Turismo, se registraron 14.116 consultas. Agosto fue el mes con mayor movimiento al contabilizarse 4.272 visitas, seguido de julio con 3.054, abril con 3.018 y septiembre con 2.662. Un empuje que, de momento, no ha conseguido frenar ni la escalada de los precios, ni el temor en prácticamente toda Europa a sufrir una recesión.  

En cuanto a la procedencia de los turistas que se decantan por descubrir Aranda, que este año celebra su distinción como ciudad europea del vino, ganan por goleada los madrileños. Sólo en julio, 902 pasaron por la oficina de Turismo, lo que representa el 31% del total de las visitas nacionales. En segundo lugar, se situaron los llegados desde distintos puntos de Castilla y León (378). Después, los catalanes (330), los propios arandinos (265), los vascos (225) y los andaluces (221). A ello se suman las visitas de 186 extranjeros, el 6% del total, entre los que se incluyen 44 franceses, 20 estadounidenses, 13 taiwaneses o 10 daneses. En agosto, el número de consultas por parte de turistas internacionales creció hasta las 247, mientras que en septiembre hubo 178. 

Aunque sean cifras modestas, por Aranda de Duero pasan singapurenses, japoneses, brasileños, holandeses, islandeses, alemanes, noruegos, suizos, canadienses, argentinos, guatemaltecos, polacos, belgas, austriacos, chilenos, neozelandeses o costarricenses. 

A pesar del fuerte aumento en lo que va de año, los datos reflejan que el turismo en la capital ribereña todavía no ha alcanzado los niveles en los que se movía antes de la pandemia. Si se toma 2019 como año de referencia, de enero a septiembre se contaron 28.277 visitas, 5.542 más que en la actualidad. En lo que respecta únicamente al verano, el de 2019 acabó con 11.896 turistas frente a los 9.988 de 2022. Y es que, a pesar de que el sector tomó carrerilla en julio y estuvo a punto de igualar la época precovid, el mes de agosto ha sido más flojo que los últimos años. De acuerdo con las cifras de la oficina de Turismo, hubo 4.272 consultas frente a las 5.466 de 2021 y las 5.590 de 2019. 

Algo que también han notado en empresas dedicadas al turismo y enoturismo como Ribiértete. Según constata Laura Martín, agosto fue el único mes en el que recibieron menos turistas que en 2021. En cualquier caso, este está siendo un buen año: «En lo que va de 2022 llevamos más visitantes que en todo 2021 y tenemos, incluso, mejores expectativas que en 2019». El otoño es temporada alta en la Ribera del Duero. Una vez terminada la vendimia, los puentes de noviembre y diciembre suponen dos grandes alicientes. Entre las actividades más demandadas en Ribiértete figura un scape room sobre el vino y la visita a su bodega subterránea. 

Sin visitas culturales. Al margen del potencial turístico ligado a la viticultura, quienes visitan Aranda «echan en falta visitas culturales, un recorrido al uso como el que puede haber en otras ciudades», según explica Martín. Se llevaron a cabo en 2018, pero no se han retomado. Lo que sí que se ha ofrecido son itinerarios teatralizados que finalizan en la bodega municipal de Las Caballerizas.