Antes de la pandemia, en España el porcentaje de población que teletrabajaba no llegaba al 5%, muy por debajo de otros países europeos como Francia o Alemania. La covid-19 lo triplicó en apenas un año y actualmente se mantiene. El empleo desde casa a través del ordenador y otro tipo de dispositivos electrónicos ha llegado para quedarse. Esta fue la primera premisa sostenida por la magistrada del Tribunal Constitucional, María Luis Segoviano, en el Aula Romeros de la Facultad de Derecho, donde desgranó ayer la legislación que regula este tipo de empleo a distancia durante la entrega de premios a los mejores trabajos de fin de grado (TFG) de Relaciones Laborales.  

Es la ley 10/2021 la que, recordó Segoviano, regula ese teletrabajo que tuvo que implantarse a marchas forzadas por miles de empresas en marzo de 2020 al decretarse el confinamiento. El texto rige el derecho de empleador y empleado a poder trabajar desde casa, principalmente a través de medios telemáticos. Eso sí, puntualizó, «siempre que el tipo de oficio lo permita» y en ningún caso es una «obligación». 

Más allá de unas líneas básicas sobre cómo debe realizarse el teletrabajo, la magistrada del Constitucional, que durante cinco años presidió la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, se centró principalmente en la desconexión y en la conciliación familiar. Dos cuestiones que, por otro lado, son las más controvertidas en esta metodología laboral. «El horario se ha de respetar tanto por parte de la empresa como del propio empleado. Es decir, que ya no es solo que un jefe no pueda escribir fuera de la jornada para cuestiones de trabajo, sino que tampoco una persona que quiera hacer méritos debe pasarse. Se creó mucha controversia con el control horario precisamente por esta cuestión», recalcó (...).

(Más información, en la edición impresa de Diario de Burgos de este viernes o aquí)