Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Crónica nostálgica de casi medio centenario

26/04/2023

Perdone si hoy me dejo llevar por una cierta nostalgia, pero es que se me ha caído casi medio siglo encima. Hace exactamente cuarenta y nueve años, entonces un reportero novato, aterricé en Lisboa, donde había estallado la 'revolución de los claveles' impulsada por las Fuerzas Armadas. Era mi primera incursión como corresponsal en el extranjero, acababa de terminar el servicio militar y no hacía ni dos años que había finalizado la carrera. Todo me era nuevo, acostumbrado a la España del franquismo imperante aún. En Portugal llegaba de golpe, en las bocachas de los fusiles, la democracia. En España ni sabíamos cuanto nos quedaba de dictadura, aunque la figura del llamado generalísimo, hoy de nuevo tan citado, aparecía decrépita. Han pasado, ya digo, 49 años y repasar todo lo ocurrido en este tiempo da casi vértigo: el mundo es otro... y, sin embargo, al fin, reconocible.
Tal día como hoy, hace cuarenta y nueve años, habían pasado apenas veinticuatro horas desde que los tanques aparcasen en la plaza del Rossío, diciéndole al mundo que el salazarismo/caetanismo había acabado. Cientos de españoles pasaron la frontera para gritar por las calles lisboetas "social, recuerda Portugal", un aviso a los temibles agentes de la brigada político-social española, encargada de la represión, acerca de lo que les ocurría a sus colegas de la policía represiva lusa, la Pide, encarcelados algunos, destituidos los demás. Fue una revolución realmente bonita: apenas sin tiros y solamente un muerto, un soldado que, desoyendo los avisos, se quedó dormido en su barracón cuando los aviones contrarrevolucionarios del general Spínola lo bombardearon, casi por compromiso y con llamada previa.
Entones, para algunos españoles, Juan Carlos era un aspirante al trono que le permitía ocupar el dictador, un mero sucesor del Movimiento, y el padre del príncipe, Don Juan de Borbón, se proclamaba legítimo heredero 'democrático' de la Corona. Algunos habíamos oído hablar de un abogado sevillano llamado Felipe González, que parecía inmerso en una pugna por el poder con los socialistas del exilio. El comunista Carrillo era casi innombrable, incluso en los ambientes de la oposición. Y aquel Portugal que despertaba a las libertades de las que los españoles carecíamos era, con todo, considerado un 'vecino menor' por una España orgullosa de su relativo desarrollismo y ciega en su autarquía y por cuarenta años de democracia anulada.
Estoy, en realidad, anticipando la crónica del año que viene, cuando se cumpla el 'redondo' 50 aniversario de aquel 25 de abril de 1974 en el que los militares, al son de 'Grándola, vila morena', se lanzaron a las calles para acabar con muchas cosas injustas, entre ellas una guerra colonial que era una sangría. El año que viene rescataremos, porque las efemérides son así, viejas fotografías y muchas historias que hoy duermen, también en el país vecino, en el olvido: la mayor parte de los protagonista ya ha muerto y las nuevas generaciones saben poco del pasado y les importa, temo, aún menos. Pero el año que viene estudiaremos este pedazo de Historia que fue casi tan importante para España, que veía con envidia lo que ocurría en el país de al lado, como para Portugal, que desde entones ha sido un país sin demasiados conflictos políticos -o muy pocos, en relación a los que por aquí hemos atravesado- y, hasta cierto punto, un modelo de estabilidad, escogido por muchos españoles como 'escape', no solo tributario, aunque también.
Cosa que, por cierto, igualmente conviene tener en cuenta aquí y ahora, en este momento de turbulencias. Estudiar lo que ha pasado, lo que nos ha pasado, en este medio siglo de tanto claroscuro me parece fundamental. Quizá por eso me he permitido hoy darme a la nostalgia, que es mucho más que eso: en verdad, es ponernos a considerar en dónde hemos desembocado.