Rosalía Santaolalla

Sin entrar en detalles

Rosalía Santaolalla


Tradiciones

16/06/2022

Hace dos años, en este mismo espacio y exactamente en la víspera del Curpillos, servidora citó una canción de Xoel López y deseó feliz festivo -que no fiesta, porque no la hubo- a los burgaleses. Si no recuerdo mal, también deseé que alguien le diera un repensado a la jira (qué bonita palabra) porque a las barras de las peñas, se suele sumar un macrobotellón y, entre unas cosas y otras, al día siguiente el parque del Parral amanece en condiciones espantosas. No esperaba tener ninguna capacidad de influencia y, efectivamente, aquí estamos dos años después: algunos todavía van a gastar la vajilla de plástico que les sobró de otros años. Confiemos en que algún día llegue la sostenibilidad y el sentido común a eventos como este, como en algún momento los cantos rodados de la calle Alfonso VIII dejarán de torcer tobillos durante la procesión en la que las autoridades sacan la réplica del pendón de Las Navas de Tolosa. 

Son curiosas las tradiciones. Sacrosantas para algunos y totalmente prescindibles para otros. Las que componen un programa de fiestas, por ejemplo el de San Pedro y San Pablo: hay quien se sorprenderá de no ver abriendo los actos a la Banda Ciudad de Burgos, o quien echará de menos el homenaje al Burgalés Ausente el último día de las fiestas, aunque no tanto como algunos añoran las barracas en el parque de la Quinta, que igual ya es hora de irlo superando, después de varias décadas en busca de un recinto definitivo. La última serpiente de esta ola de calor que nos ha tocado estos días es la presencia de una sola verbena en todo el programa. Tantos años protestando por la calidad de la programación musical en los Sampedros y resulta que lo que demandaba el personal eran verbenas y fuegos artificiales. 

Si alguna vez un equipo de Gobierno municipal de esta ciudad llega a un equilibrio, solo queda aconsejarle que adquiera la habilidad comunicativa del alcalde de Valladolid, Óscar Puente, que usa su tuiter para anunciar conciertos con más desparpajo que el Community Manager de Cruzcampo. Igual, como seguro que él ha hecho, es hora de asumir que no se puede contentar a todo el mundo y defender las decisiones propias con sentido del humor. Eso, sobre todo en estos momentos, que no falte.