Los diferentes planes de renovación de vehículos impulsados en la última década consiguieron frenar un peligroso envejecimiento del parque automovilístico. Un empujón para aquellos que aún dudaban en alargar más de lo debido la vida de su coche. Pero el fin de estas ayudas, la pandemia y la crisis de los materiales han frenado en seco esa actualización y todo apunta a que el problema se va a acentuar. Cada vez se matriculan menos y surgen más problemas en las inspecciones. Así al menos lo reflejan los datos facilitados por las estaciones de ITV de la provincia a través de la Consejería de Industria de la Junta de Castilla y León.

Unas cifras que muestran que en 2021 más de 44.000 vehículos recibieron una inspección desfavorable. De ellos, casi 2.000 fueron declarados «no aptos». Esto supone el 15,28% de automóviles rechazados en las diferentes pruebas realizadas el pasado año. Un porcentaje que no ha dejado de crecer en el último lustro. De hecho, ya es cinco puntos más elevado que en 2016.

Estos datos no son los únicos que acreditan el progresivo envejecimiento del parque automovilístico en la provincia. También el más que reseñable repunte de las deficiencias leves encontradas en los coches, camiones, motocicletas y maquinaria agrícola que sí superan los test rutinarios obligatorios.  Los técnicos notificaron en Burgos 107.730 fallos a corregir en las 290.522 inspecciones realizadas a lo largo del pasado ejercicio. Fueron unos 5.000 más que el anterior.

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