La segunda vida de la madera tras un incendio

SPC
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Los incendios registrados en junio, julio y agosto han quemado unos dos millones de metros cúbicos en toda la Comunidad

Un trabajador forestal de la Junta de Castilla y León observa uno de los montes quemados en la Sierra de la Culebra (Zamora) en el mes de junio. - Foto: Ical

Qué se puede hacer con toda la madera quemada que queda en el monte tras un incendio forestal? ¿Cómo se debe sacar para conseguir que tenga una segunda vida? Tras los numerosos fuegos que ha registrado Castilla y León durante los meses de junio, julio y agosto queda un panorama desolador de bosques arrasados por las llamas que ahora hay que comenzar a limpiar para aprovechar toda esa madera quemada antes del 31 de marzo de 2023, fecha en la que deberían culminar las sacas para evitar el ataque de plagas forestales. Estas labores deben realizarse de forma ágil porque el riesgo fitosanitario es elevado en las masas quemadas de pino, encina, rebollo, así como en otras especies con menor presencia como castaño, alcornoque, alisos, chopos, fresnos o madroños.

Una de las consecuencias más graves de los incendios, como indica la orden a exposición pública de la Consejería de Medio Ambiente, es la «extrema vulnerabilidad al ataque de plagas forestales de los árboles que han sobrevivido al efecto del fuego». Por ello es necesaria la adopción de una serie de medidas, sobre todo en los pinares, por la acción de insectos perforadores que pueden ocasionar graves daños. El mayor potencial dañino lo presenta Ips sexdentatus, el escolítido más grande de la entomofauna española, con un rango ecológico muy amplio y un comportamiento semiagresivo, siendo capaz de atacar a casi todas las especies de pinos. «Ante esta necesidad, la Junta ha habilitado facilidades administrativas para la retirada de toda esta madera», explica el jefe de servicio de Gestión Forestal de la Consejería, Javier Ezquerra.

Una tarea que implica tanto a la Junta de Castilla y León, en el caso de los espacios de titularidad pública, como a los ayuntamientos de los municipios afectados y a los propietarios de los aprovechamientos de madera y leñas en montes y otras zonas arboladas no gestionados por la administración. Ezquerra explica que el destino de todo ese producto «dependerá de cada comprador», aunque especifica que normalmente la madera de pino solo está dañada por el fuego superficialmente por lo que se le puede dar cualquier tipo de uso que pudiera producirse antes del fuego.

Desde la Federación de Asociaciones Forestales de Castilla y León, su gerente Olga González, detalla que la madera procedente de los pinos de los bosques quemados «es de buena calidad» por lo que se podrá adquirir por la industria del tablero que podría ser absorbida por las «importantes empresas» que existen en la Comunidad, aunque advierte que es urgente sacar cuanto antes el producto del bosque «porque se va a devaluar». La de peor calidad se podrá utilizar para aprovechamiento de biomasa, un sector en el que Castilla y León también cuenta con numerosas industrias, o para incluso calderas o empresas de cartón y envases. En el caso de las especies frondosas, González indica que se destinan a leña o aprovechamiento energético de biomasa.

Repercusión económica.

La Junta realizó una primera valoración económica de lo que la venta de la madera del incendio de la Sierra de la Culebra en Zamora podría suponer y que ascendía a unos 25 millones de euros. Ezquerra advierte que el precio puede «cambiar rápidamente» porque al haber tantos incendios este verano «va a haber mucha disponibilidad de madera». Una situación que también prevé Olga González: «El problema es que va a haber mucha madera en el mercado al mismo tiempo».

En toda la Comunidad se han quemado aproximadamente unos dos millones de metros cúbicos de madera, una gran parte de ella en el incendio de la Sierra de la Culebra en Zamora, donde más masa forestal de pino se ha visto afectada, junto con los Cebreros y Hoyos de Pinares, aunque esta es una primera estimación, como recuerda Javier Ezquerra.

El jefe de servicio de Gestión Forestal especifica que el resto de formaciones que se han quemado tampoco tienen tanto riesgo de plagas, aunque también deberían ser retiradas para evitar la acumulación de madera seca y que exista un mayor riesgo de incendios. Este es el caso de las sabinas afectadas en el fuego de Quintanilla del Coco (Burgos), donde parte de ella puede ser destinada a obras de señalización y de uso público del Parque Natural Sabinares del Arlanza-La Yecla.

Los trabajos ya se han iniciado en las provincias de Zamora y Burgos, mientras que en otras como Salamanca están muy avanzadas. Además, parte de ella ya estaba incluida en las subastas de lotes habituales de madera verde. «Durante el mes de septiembre saldrán los lotes que faltan y en octubre estará todo en movimiento», apunta Javier Ezquerra, que recuerda que los ingresos que se obtengan por las madera de los montes públicos irá a los ayuntamientos, que deben destinar un 30% a conservación y mejora del monte.