Trucos fáciles para salvar vidas

F.L.D.
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Juanmi, policía local que lleva muchos años llevando la seguridad vial a los colegios, dio a los alumnos del María Mediadora las claves para actuar en caso de accidentes

Juanmi, policía local, está estos días en el colegio María Mediadora. - Foto: Patricia

A Juan Miguel Saiz todo el mundo le llama Juanmi. No solo sus compañeros de la Policía Local, también en las decenas de colegios donde a diario imparte clases de educación vial. Algunos alumnos se acuerdan de él años después de recibir la formación sobre las normas del pasajero, sobre peatones o sobre el uso de la bicicleta. Sus condición de docente y entrenador deportivo le permite hacer sus charlas dinámicas y participativas. Le acompañamos en una de ellas en el colegio María Mediadora. 

Antes de entrar en el aula de tercero de la ESO, nos enseña un casco de bicicleta que por un lado parece intacto. Por el otro, resaltan dos piedras afiladas clavadas en los protectores. «Es de un compañero policía. Lo guarda para recordar que está vivo gracias a él. Y a mi me gusta enseñárselo a los chavales  para que entiendan que ponérselo salva vidas», explica. 

Juanmi no se anda con rodeos. Presupone una madurez mínima en los alumnos que les permita entender que las imprudencias se pueden pagar muy caras. Bajo la atenta mirada de los chavales, comienza a explicar un caso práctico de reanimación cardio pulmonar tras un incidente en carretera. «Saber unos conocimientos mínimos permitieron salvar la vida del padre de un chaval al que entrené que sufrió un infarto», comenta. 

Luego, saca el maniquí y les enseña unos trucos fáciles para salvar vidas. Los chavales no pueden evitar esbozar una sonrisa cuando, a ritmo de La Macarena, realiza la reanimación del muñeco, el cual, recuerda, podría ser una persona que ha sufrido un desvanecimiento en la vía pública. «Lo hacemos cien veces. Si no respira, las repetimos», comenta. Explica, a su vez, la inutilidad del boca a boca a día de hoy, pues algunos médicos señalaron en su día que era casi más contraproducente en maniobras sanitarias de este tipo. 

No le faltan voluntarios cuando pasa al siguiente ejercicio. Tres manos se levantan con rapidez cuando solicita la ayuda de uno de ellos para mostrar la importancia de colocar de lado a un herido que respira. Y les recuerda algo básico: «Es una obligación moral socorrer a una persona que se encuentra inconsciente en el suelo. También penal, siempre y cuando no pongamos en peligro la integridad personal. Por eso, con una simple llamada al 112 puede bastar». 

La atención de los escolares se incrementa cuando les advierte de que les preguntará la lección. Los cinco mandamientos de atención al herido. Y se los aprenden al dedillo. Misión cumplida.