Pasa en todos los grupos de amigos. Siempre hay uno que lía al resto. La historia que se relata a continuación no es ninguna excepción. Tiene como protagonistas a siete jóvenes de la Ribera del Duero. Uno de ellos les habló del Chatarras Raid y el resto aceptó viajar en coches con más de 15 años de antigüedad desde Caleruega y Aranda hasta Marruecos, para recorrerlo de Tánger a Marrakech. 

A su regreso, Raquel Núñez, una de las participantes en este rally que mezcla dosis de aventura con solidaridad, asegura que la experiencia no ha podido ser más positiva. «La verdad es que ha sido la bomba, un viaje muy diferente a lo que yo por lo menos estaba acostumbrada. Hemos pasado por zonas para nada turísticas de Marruecos, nos hemos metido por aldeas, por zonas desérticas... es decir, por sitios que no verías de otra forma», relata esta calerogana de 35 años.

A ello suma el buen ambiente que ha reinado durante toda la competición, dividida en seis etapas y con 60 vehículos inscritos y en torno a 120 participantes. La mayoría del recorrido transcurrió por caminos, lo que, en ocasiones, dificultó la conducción. De ahí la importancia de ayudarse unos a otros. «Ha habido bastante compañerismo. Te encontrabas a gente por el camino y les preguntabas si necesitaban ayuda, les prestabas lo que fuera...», recuerda Raquel, mientras detalla que la organización tenía equipo médico y sanitario y que en todo momento estuvieron geolocalizados, por lo que «íbamos súper seguros». 

Momento en el que entregaron el material escolar en un colegio marroquí. - Foto: DB

En su caso, ninguno de los siete amigos había participado antes en el Chatarras Raid. Se animaron porque no es un rally profesional y por las ganas de vivir nuevas aventuras. Y para ello qué mejor que hacerlo en grupo. Cada uno movido por unos intereses, claro. A Jesús le encanta la conducción. A Juanlu la orientación y a ella, sobre todo, el hecho de contemplar paisajes, «ver mundo y disfrutar».

A ello se suma la vertiente solidaria de este rally. Desde la organización explican que lo que les hace diferentes es la labor social que desarrollan tanto en Marruecos como en la ciudad española en la que comienza la competición. Por un lado, todos los equipos debían llevar 10 kilos de material escolar, que entregaron a diversas asociaciones con las que colaboran en Marruecos para dar facilidades a los niños sin recursos a escolarizarse. Y, por otro, cada equipo sumó 10 kilos de alimentos para ayudar a quienes están pasando por un momento difícil. En esta ocasión, la entrega se realizó en Castellar de la Frontera. Factores unos y otros que han hecho de este rally un viaje de lo más completo y que estos caleroganos no dudan en recomendar.