María Jesús Jabato

Señales de vida

María Jesús Jabato


Cuerpo sin alma

09/06/2023

Que dicen que en Burgos no hay camareros, que la hostelería se las ve y se las desea para encontrar personal porque no hay quien quiera servir cafés, qué cosas, cuando antes había tantos camareros que morían con el delantal puesto, y tenían oficio, y sabían tratar al cliente, no como ahora, que se suben a las barbas ya de entrada, y no limpian la mesa antes de servir el café, ni sonríen jamás, contrariados como deben de estar por ocuparse en algo que no les gusta, y, mientras, la parroquia, venga cafés, dale que te pego, y, además, con exigencias, que si descafeinado, que si con leche fría, que si con sacarina, cafés, muchos cafés, será porque el café inspira, como decía Cela, aunque se refería a los poetas, pero los novísimos camareros no saben quién era Cela ni les importa, y de poetas, mejor no hablar, que lo suyo es prosa pura y dura, y no pueden estar al tanto de estas gollerías porque acaban de entrar unos clientes, jubilados, seguro, que, cuando hace mal tiempo, pasan la mañana de café en café, -«hola chicos, ¿qué ponemos?»-, y luego se quejarán de las pensiones, que son mejores que la paga del camarero, una bagatela de mil al mes y de ahí quita impuestos y demás, y aun así quieren que sonrían y que pongan buena cara, como si eso entrara en el sueldo, ¡quiá!, no hay camareros y esto de los cafés está de capa caída, Madrid sin cafés es como cuerpo sin alma, sentenciaba José Ido del Sagrario, el quijotesco personaje de Galdós, aunque si de Cela nada, de Galdós tampoco, que los camareros de hoy son otra cosa y los cafés también, y ya escasean y estamos como cuerpo sin alma, y hablando de cuerpos inánimes, ahí están los restos mortales del Rhin, vandalizados con grafiti en pleno Espolón sin que nadie mueva un dedo, el Rhin, que puso la nota psicodélica del paseo con su barra decorada con paramecios verdipardos, y el contiguo Espolón, hoy también abandonado, con sus tres plantas en rampa y camareros con camisa blanca y gruesa corbata de pajarita negra, ahora los camareros no llevan pajarita, que está demodé, si ya la llevaba García Lorca, yo me quité la corbata/ ella se quitó el vestido, sí, ya, claro, ni idea de Cela, de Galdós, ni de Lorca, dejémoslo estar, que nos vamos por las ramas, decíamos que se necesitan camareros, que no hay camareros, qué cosas.

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