El dulzor que ha conquistado París

B.A.
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José Luis Martín elabora en Silos la miel El Enebral, distinguida con la medalla de platino en la modalidad de bosque y de oro en la de brezo en los 'Honey Awards' celebrados en Francia

José Luis Martín Brogueras posa con los diplomas que acreditan los premios para sus mieles. - Foto: f2estudio

Agricultor de profesión, José Luis Martín Brogeras se convirtió en apicultor casi por casualidad. «Me comentaron que las colmenas ayudaban a la polinización del cultivo de la veza villosa y así fue como compré las primeras hace unos años», explica el hombre, natural de Santo Domingo de Silos. Ese es el origen, el punto de partida, de unas de las mejores mieles del mundo. Así lo consideró el jurado de los París International Honey Awards, celebrados en la capital de Francia y donde distinguieron la miel de bosque de El Enebral con la medalla de platino y a la de brezo con la de oro. «Cuando te presentas a un concurso lo haces con la esperanza de conseguir algo, pero lo cierto es que fue una sorpresa», cuenta José Luis, con los títulos bajo el brazo y el ánimo subido por el trabajo bien hecho. 

Las muestras de miel que envío al certamen pertenecen a la última cosecha, que no fue precisamente fácil. «Con el incendio del bosque de Silos también se me quemaron 40 colmenas», lamenta el apicultor, que elabora su miel en la villa monacal y que tiene repartidas sus colmenas por pueblos del entorno, como Mamolar o Huerta de Rey. Y en éstas las abejas producen esas ricas mieles, «que tienen un sabor diferente, peculiar y gustan mucho a quien las prueba». En ellas, el jurado «habrá percibido algún matiz distinto a las demás para finalmente haberlas distinguido», comenta el artífice de este producto, que recuerda que si alguien no quiere dejar pasar por alto la cata de estas mieles reconocidas internacionalmente puede adquirirlas en tres tiendas de Silos, en Lerma y también en algunos establecimientos de Aranda y de la capital. 

Una vez que colocó las primeras colmenas para ayudar a sus cultivos, decidió poner más, y de ahí, elaborar miel, «de forma totalmente autodidacta, sólo leyendo textos sobre esta práctica». En la teoría parecía fácil, pero cuando llegó la práctica, le pareció más complicado. «El primer año se murieron todas las abejas, pero uno no se puede desanimar, hay que seguir. Poco a poco van saliendo adelante y produciendo», comenta José Luis, que reconoce que estos premios suponen una inyección de aliento. «También ayudan a situarte, a darte un nombre dentro del mundo de la miel». 

Para este apicultor acudir a un concurso internacional y que te reconozcan «lo es todo» y asegura que no hay secreto ni fórmula mágica. «Los premios quieren decir que tu miel es buena, pero creo que también es un forma de reconocer a la comarca, al trabajo que se está haciendo, y pienso que también supone un empujón en ese sentido, ya que tradicionalmente no somos una zona productora de miel», relata José Luis, que no es la primera vez que presenta su producto a algún certamen. «Más o menos nos hemos ido defendiendo en ellos, pero estos últimos son los que han supuesto una mayor gratificación», comenta. 

Su producción varía mucho según el éxito de cada campaña y la supervivencia de sus abejas, pero con estos reconocimientos está valorando apostar por aumentar su proyecto. «Es difícil, ¿cuánto? ¿cómo?», se pregunta el apicultor, que tiene claro que la única forma de crecer es produciendo más. Por ahora, está disfrutando de ese regusto que tiene en el paladar desde que le comunicaron que sus mieles habían conquistado París.