Una pareja rehabilitará el convento de San Francisco de Lerma

I.P. / Lerma
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Verónica Contreras y Roberto González adquieren el inmueble, construido en el siglo XVII y que Hispania Nostra incluyó en febrero en la Lista Roja de Patrimonio al amenazar ruina

Roberto y Verónica posan en la puerta del viejo convento, donde se aprecia el deterioro de la estructura y la vegetación, que dificulta el paso. - Foto: Miguel Ángel de la Cruz

Enclavado en el popular barrio lermeño de San Antón, el convento de San Francisco de los Reyes conoció épocas de esplendor, pero de eso hace más de cuatro siglos. Ningún vecino de la villa ducal recuerda otra imagen que la de las ruinas actuales que se ven al pasear por la zona, aunque cada vez se percibe más deterioro y más vegetación adueñándose del conjunto.

Fundado entre los años 1606 y 1613 por Leonor de Rojas, hermana de Francisco Sandoval y Rojas, el valido de Felipe III, para albergar a la comunidad franciscana, es un ejemplo más de ese patrimonio que ha desaparecido, primero porque fue pasto de la invasión francesa, y después porque se abandonó tras la desamortización de Mendizábal a mediados del siglo XIX. 

Para este viejo convento, que a partir de ese momento pasó a manos privadas, se abre ahora una nueva esperanza al haber sido adquirido por Verónica Contreras y Roberto González, apenas unos días antes de que Hispania Nostra le incluyera en la Lista Roja de Patrimonio. Su intención es rehabilitar el inmueble como un espacio cultural y ampliar la oferta de la villa.

Se conservan los escudos de los Osorio, del duque y de su mujer.Se conservan los escudos de los Osorio, del duque y de su mujer. - Foto: Miguel Ángel de la Cruz

Casualidad o no, a partir de ese momento, la pareja 'vigila' con más ahínco que antes su propiedad, porque aunque el estado de ruina es visible, aún se conservan elementos arquitectónicos que remontan a su pasado glorioso y que le dotan de un alto valor artístico. «Esas características lo hacen ideal para rehabilitarlo como espacio cultural y que pueda ser visitado», dicen.

La idea de comprar esta propiedad les rondaba por la cabeza desde que la pareja comenzó la búsqueda de terrenos para hacerse una vivienda. En el lote adquirido se incluyen dos inmuebles, el propio convento con sus dos fincas y una vivienda adosada, así como otro solar colindante con la fachada oeste, terreno este donde la pareja levantará su casa, un edificio de una sola planta que se adecuará a las características históricas del lugar. En total, todo el conjunto suma unos 2.400 metros cuadrados.

Pero la intervención más importante, que supone salvar el inmueble de su ruina total, será la que se lleve a cabo en el convento y su adaptación al nuevo uso, con el que se ampliará la oferta cultural y social de la villa ducal, abriéndole a actividades como conciertos y manifestaciones artísticas, exposiciones, proyecciones..., apunta la pareja, que se fija en las actuaciones que se desarrollan en otro de los conventos lermeños, el de las Carmelitas, frente al Arco de la Cárcel. 

El inmueble está rodeado de un amplio terreno; a la derecha irá la casa.El inmueble está rodeado de un amplio terreno; a la derecha irá la casa. - Foto: Miguel Ángel de la Cruz

El proyecto lo está redactando un estudio de arquitectura de Valladolid. El nuevo edificio conjugará su arquitectura tradicional de piedra, adobe y madera con materiales más actuales, siempre dejando clara la parte antigua y la reconstruida, según exige la normativa de la Junta, que tendrá que dar el visto bueno en su momento al proyecto, apuntan Verónica y Roberto. 

En cuanto a la vivienda medianera al convento, se trata de un inmueble de dos plantas y entrecubierta. De momento, la pareja no prevé ninguna actuación en ella, pero de cara al futuro su intención es acondicionarla como alojamiento turístico. «Ahora no podemos meternos en esa inversión, que de entrada ya es importante con lo prioritario, nuestra vivienda y el convento», incide ella, que reconoce que rehabilitar este les costará más que hacerse la casa.

El edificio conventual constaba de dos alturas, aunque apenas ya se distinguen. Desaparecida la cubierta casi en su totalidad, han ido viniéndose abajo gran parte los muros, aunque aún se conservan elementos interesantes como tres arcos de medio punto en lo que fue la entrada de edificio, con los dos laterales cegados actualmente. También en el interior del edificio se conservan tres escudos tallados en piedra que, según algunas fuentes, son los de la familia Moscoso-Osorio, del propio duque de Lerma y el de su esposa, Catalina de la Cerda. Además, en la entrada exterior, separada del resto del conjunto, hay una pequeña hornacina encima de la puerta.