Tradición y provocación comparten personajes

S.F.L. / Briviesca
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El artista pozano Manuel Gil inaugura la exposición 'Dibujos insoportables' en el restaurante Masala de Burgos, una colección de ilustraciones con las que invita a conocer su mundo de aventura vinculado a la villa salinera y a reflexionar

Manuel Gil. - Foto: DB.

Más que el soporte en el que se presentan, son las extrañas criaturas que habitan en un mundo fantaseado las que hacen de la colección Dibujos insoportables un trabajo un tanto inusual, con el que el artista Manuel Gil hace un guiño a la provocación y al sentido del humor manteniendo el espíritu ancestral de Poza de la Sal, su tierra, su casa. Bajo un fondo negro, con formas y líneas uniformes y empleando pinturas de lapiceros y rotuladores de gel de colores chillones ha dado forma a una quincena de estampas que han surgido a lo largo del último año.

Si uno observa con detenimiento cada una de las piezas comprobará que no se tratan de ilustraciones al uso y que cada una de ellas defiende un concepto. ¿Qué sentimientos tendríamos si no hubiésemos oído hablar de Cristo? ¿Tendríamos el sentimiento de la oscuridad y el abandono? ¿Acaso no solo tenemos solo en la medida en que lo tiene un niño que sabe que hay alguien con él en la habitación? La religión como locura, es locura salida de la religiosidad, expuso el filósofo Ludwig Wittgenstein en una de sus obras. Este planteamiento llamó la atención del pintor, que decidió plasmar la idea que le sugería el texto a base de pinceladas, además de incluir en su obra algunas de las frases, con letras en mayúscula y sin espacios. «En cierta manera provocar un poco, intentar que la gente, además de dejarse encandilar por las figuras, sus formas y detalles, reflexionen», aclara Gil. 

Pero no toda su obra se centra en la filosofía. También en la antropología y en la etnografía. Es aquí donde su localidad toma un cierto protagonismo, pero sin dejar claro en un primer impacto que el dibujo habla sobre ella. Porque un recurso más sencillo -con el que el público identificaría con mayor agilidad Poza- hubiera consistido en retratar a una salinera, esbozar una de sus típicas calles o colorear escenas con motivos musicales. 

Pero no. En esta ocasión los dibujos guardan una estrecha relación con las lecturas que envuelven al artista en su día a día. Pero también con las relaciones personales y las historias de las que es conocedor gracias a su interés por escuchar a los vecinos. «Si alguien me ha comentado que vivió una situación comprometida con una serpiente en el monte, no lo cuento, lo dibujo. O si hablo con un pastor. Para ello utilizo personajes y mundos que se relacionan con esos momentos puntuales. Valoro mucho trabajar por conservar el espíritu ancestral y considero importante dar voz a ciertos asuntos que aún palpitan pero que a veces olvidamos», añade.

En cierto modo cumple funciones periodísticas al contar la actualidad, también al rememorar el pasado, pero en vez de con palabras, con imágenes. Sus Dibujos insoportables pueden examinarse hasta julio en el restaurante Masala de Burgos. Los más caprichosos comprarlos. Respecto a la elección del nombre de la obra, Gil asegura que lo eligió principalmente porque le hizo gracia leer una frase de Friedrich Nietzsche que decía «algo así como que si en la vida no había aventuras, la vida se vuelve insoportable. Me muestro totalmente a favor de dicha teoría y en este trabajo lo dejo claro. O al menos lo intento. Estas ilustraciones son la puerta que abren a un mundo de aventura y sugerencia», aclara. 

Viajarán hasta Madrid y por supuesto a Poza de la Sal pero, ¿quién sabe?, quizás surjan nuevos horizontes en los que las experiencias de la vida cotidiana de los individuos de la villa y las provocaciones del Gil tenga cabida. Sin duda, él se muestra encantado de que así sea.