Noches mágicas del Bernabéu. La píldora, en esencia sencilla y simplista que resume a la perfección el alma del Real Madrid en los partidos grandes, fue la principal testigo directa de lo vivido durante la pasada festividad de Los Santos en el otrora El Montecillo. Y es que la Arandina, como ya ocurriera con David ante Goliath, se encargó de vencer a orillas del Duero a un Real Murcia repleto de exjugadores de 1ª División en su plantilla, que acudía a la capital ribereña con la inequívoca vitola de gran favorito al pase de ronda en el torneo de la Copa del Rey. 

Lo hizo porque, pese a lo tozudo de la realidad, en contadas ocasiones el destino suele antojarse caprichoso, y es así que éste se lo hizo saber al cuadro pimentonero a través de un rival blanquiazul muy respondón, y que le puso las cosas más que complicadas.

Y como de aquellos polvos estos lodos, es a día de hoy que, tras la exitosa gesta, tenemos a una ciudad velando armas y comentando en corrillos y trabajo lo que el bombo quisiera en breve deparar al equipo en la siguiente fase. Una cita, que caerá en el puente de la Constitución según lo establecido (5, 6 ó 7 de diciembre), y que sin duda se convertirá en una fecha histórica para la villa al recibir, con plenas garantías estadísticas, a un conjunto de 1ª División.

Sólo espero con todo esto, (ilusionado como nunca, no voy a mentir), que la sociedad ribereña se haga consciente de lo que bien pudiera tener al alcance de la mano con más asiduidad si decide apostar por el club y su proyecto (se llevaba diez años sin participar en Copa). Porque esto no va de nombres o dirigentes. Tampoco de susceptibles rivalidades. Esto va de Aranda y su futuro. Y cuanto más apoyo tenga el Deporte en este caso (todo él), más altavoz, escaparate, promoción y presencia mediática, tendrá nuestra ciudad.