Los rostros burebanos más jóvenes de la justicia

S.F.L.
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Claudia Núñez, de 24 años y natural de Salas de Bureba, y Cristina González, de 25 y de Briviesca, logran una plaza de juez en tan solo dos años de preparación de las oposiciones. Disfrutarán de las navidades y en enero pondrán rumbo a Barcelona

Cristina González (i.) y Claudia Núñez se formaron en colegios del medio rural, que consideran que ofrecen «una muy buena educación en clases más reducidas» - Foto: Luis López Araico

«Estos dos últimos años han sido lo más parecido a una carrera de fondo», declaran Claudia Núñez, de Salas de Bureba, y Cristina González, de Briviesca, al referirse a una de las etapas más complejas a las que se han enfrentado. Con una mezcla de perseverancia, responsabilidad, paciencia y tener muy claro lo que quieren pese a su juventud -de 24 y 25 años respectivamente- han logrado aprobar las oposiciones a juez en la primera convocatoria. Un éxito cosechado a los 25 y 26 meses de ponerse manos a la obra.  

Cierto es que se trata de un tiempo récord, difícil de superar. Pero no imposible, como demuestran ambas mujeres, que estudiaron en el mismo instituto de la capital burebana, en la misma universidad, en la de Salamanca, pero hasta el momento en el que no comenzaron a preparar las pruebas nunca habían cruzado palabra. A raíz de la presión y la necesidad de compartir experiencias con personas que podían llegar a entender los sentimientos de angustia y nerviosismo se han hecho grandes amigas, tanto que a partir de enero vivirán en el mismo piso en Barcelona.

El nombre de Claudia, la salense, aparece como una de las cien personas que este año han superado las pruebas para acceder a la Carrera Judicial -quedó en la posición 40 de la lista general-. «He sido muy constante en este tiempo pero no imaginaba aprobar tan pronto», explica. Cristina manifiesta que sus calificaciones son algo más «normalitas» pero se siente muy orgullosa de sí misma. «Solo podíamos descansar un día a la semana y yo aprovechaba para hacerlo los domingos, por lo que hasta que el coronavirus lo ha permitido, no me he perdido ninguna noche de sábado», reconoce.

La recompensa llega después de largas jornadas de estudio y dedicación exclusiva a la oposición para conseguir una plaza, todo un logro, teniendo en cuenta que la media de tiempo que normalmente se dedica para conseguirlo es de cuatro años y medio y de edad los 29. Las burebanas, que se aprendieron 325 temas en menos de 24 meses, decidieron apostar por opositar una vez comenzados los estudios de Derecho, en el caso de Claudia, y de Ciencias Políticas y Administración Pública en el de Cristina.

El último verano antes de iniciar la preparación lo exprimieron al máximo porque «nadie sabe cuánto tiempo se estará hasta aprobar», asegura de Salas. Desde entonces, sus vidas han girado en torno a los temarios. «Una decisión que no todo el mundo está preparado para afrontar. Los días previos a un examen hemos llegado a estudiar hasta 15 horas diarias. De normal unas 9, distribuidas en 6 por la mañana y 3 por la tarde con dos semanas de vacaciones en verano», asegura la briviescana.

No obstante, hasta dentro de dos años no podrán referirse a ellas como ‘señorías’. Primero las toca nueve meses de prácticas en la Escuela Judicial de Barcelona, donde se instalarán después de pasar las navidades más relajantes que hubiesen imaginado. A continuación vendrá otro año más de prácticas, que ambas pretenden realizar en Burgos, y tras completarlo, entonces sí, podrán ejercer como juezas. «La idea que tenemos es quedarnos en Burgos aunque somos conscientes que los primeros años no resultará tarea sencilla», afirma Claudia. Igualmente, también coinciden en que se decantan por Penal, aunque a Cristina la atrae Civil y Administrativo.

Descartan haber utilizado una fórmula secreta para superar las tres pruebas a la primera y aseguran que el apoyo de su familia y amigos ha sido «importantísimo para adquirir aún más confianza».