Las futuras políticas de movilidad y de ahorro ya dejan notar sus primeros efectos en el día a día del tráfico en el casco urbano. La sociedad tiende a cambiar su forma de desplazarse por la capital y las cifras manejadas por el Ayuntamiento de Burgos destacan una importante reducción de los aforos registrados en las calles peatonales.

Esta noticia positiva no se debe a una acción concreta de la administración local, la cual aún estudia la fórmula adecuada para restringir al máximo posible el acceso al cogollo de la ciudad con la ayuda de la próxima ordenanza relacionada con las Zonas de Bajas Emisiones. Sin embargo, el esperado repunte del uso del coche tras la pandemia no altera las buenas perspectivas de futuro.

En el lustro comprendido entre 2017 y 2022 se redujeron un 23% los movimientos registrados en estas zonas sensibles. De superar en su momento los 2 millones de pasos registrados en los sectores controlados por los bolardos y las cámaras instaladas a apenas superar los 1.5 millones de automóviles controlados en los 17 puntos de medición activos.

En realidad, el Ayuntamiento cuenta con 19 pasos regulados. Sin embargo, los dos de la calle Calatravas -el de entrada y el de salida- no se encuentran operativos en este momento. En el mencionado 2017 sumaron un total de 19.000 pasos de vehículos.

Entonces, ¿qué ha provocado esta disminución del flujo del tráfico? El Ayuntamiento de Burgos tiene en cuenta la suma de varios factores socioeconómicos. Los altos precios de los carburantes invitan a los usuarios a buscar alternativas para sus desplazamientos. En este sentido, la tendencia al alza del uso del transporte público, de las bicicletas y de los vehículos de movilidad personal ayudan a consolidar el cambio de mentalidad y de hábitos impulsado desde las administraciones.

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