Farmacocinética en el HUBU para ajustar los tratamientos

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
-

Más de 200 pacientes se benefician de esta técnica que, de momento, se aplica a algunos medicamentos de difícil manejo. Su incorporación ha optimizado, además, el uso de antibióticos como aconsejan los programas de buena utilización de estos fármacos

La jefa de Farmacia, Magdalena Güemes (en primer plano) con María de Frutos, Natalia Revilla, Sara Arnaiz y Sandra Delgado, esta última, del servicio de Análisis Clínicos. - Foto: Patricia

¿Qué ocurre cuando un medicamento entra en el organismo? ¿Cómo se absorbe, se distribuye, se metaboliza y se excreta? ¿Cómo es la duración o la intensidad de sus efectos? ¿Por qué el mismo fármaco actúa de manera diferente en dos personas? A todas estas preguntas responde la farmacocinética, una rama de la Farmacología que estudia el comportamiento de estas sustancias desde el momento en el que se ingieren hasta que se expulsan, y que desde el pasado mes de mayo se ha incorporado como una nueva prestación que el HUBU ofrece desde los servicios de Farmacia y Análisis Clínicos a las personas hospitalizadas que lo necesitan. El objetivo que se persigue es obtener una mayor individualización de los tratamientos en base a los datos de cada paciente para, de esa manera, ajustar la posología y obtener el mayor beneficio, sobre todo en los fármacos llamados de estrecho margen terapéutico y difícil manejo, es decir, aquellos que muestran muy pocas diferencias entre la dosis que no hace efecto y la que resulta tóxica, por lo que es imprescindible para que resulte eficaz y no perjudique al enfermo encontrar el punto de equilibrio más adecuado. De momento, se está aplicando en cuatro antimicrobianos (tres antibióticos y un antifúngico), un medicamento biológico usado en enfermedad inflamatoria intestinal y un antiarrítimico, pero la intención es ampliarlo a otros medicamentos a lo largo de 2024, sobre todo a antiepilépticos.

La jefa de Farmacia del hospital, Magdalena Güemes, explica que hace poco más de un año coincidieron dos circunstancias que hicieron factible iniciar este trabajo, que ya estaba en el punto de mira del servicio. Por un lado, una de sus farmacéuticas, Natalia Revilla, empezó a codirigir una tesis doctoral sobre farmacocinética y, por otro, la entonces residente María de Frutos comenzó a ajustar las medicaciones de pacientes de Medicina Interna tras su rotación, primero por el servicio de Farmacia del Complejo Asistencial de Salamanca -que es muy puntero en esta materia- y después, por la Unidad de Enfermedades Infecciosas del HUBU en la que tuvo «muy buena interacción» con los internistas. Un contrato de fidelización para De Frutos al terminar su FIR (farmacéutico interno residente) hizo que definitivamente se implementara la Farmacocinética Clínica como una nueva actividad dentro del hospital y ya está regularizada desde el pasado mes de mayo, aunque desde 2022 se venía haciendo alguna intervención puntual.

«La farmacocinética está incluida en los programas de optimización de antibióticos (PROA), porque, además de beneficios para el paciente concreto al que se le miden los niveles de fármaco en sangre y sus efectos y se le aplican las dosis más adecuadas, también los tiene para la sociedad en su conjunto, pues con la monitorización de los antibióticos y dando las indicaciones adecuadas para su posología más efectiva se están rescatando del arsenal terapéutico los más antiguos que se utilizaban menos, precisamente por su difícil manejo, y que ahora se pautan más al estar controlados, y esto provoca que se preserven los más actuales y avanzados -aunque es cierto que hace tiempo que no hay grandes novedades en este campo- frente a infecciones más severas y resistentes». 

En este sentido tienen ya algunos datos, como la reducción en un 22% en el uso de la daptomicina, un antibiótico más moderno que, así, se reserva para infecciones más severas y resistentes, y el incremento de un 15% de la vancomicina, que es más antigua, más barata y que ha demostrado su eficacia cuando alcanza unas determinadas concentraciones en sangre, algo que ahora se puede controlar con detalle a través de la farmacocinética, que va indicando la dosis adecuada en cada momento para que no aumente la toxicidad.

Evitar la toxicidad. El trabajo que se hace entre el servicio de Farmacia y el de Análisis Clínicos -en el que está implicada tanto la también farmacéutica Sandra Delgado como el jefe del área, Vicente Villamandos, sirve, fundamentalmente para evitar toxicidades a los pacientes porque los que se analizan son, como explican las expertas, medicamentos «de difícil manejo que o tienden a quedarse infradosificados o pueden provocar intoxicaciones con una clínica de efectos adversos muy importantes como sudoración, mareos, desajustes en las arritmias e incluso un antibiótico por encima de la dosis puede provocar un daño renal, que puede ser reversible, pero si se trata de un paciente mayor quizás no lo sea».

Para indicar cuál es la dosis más adecuada para cada persona, estas profesionales trabajan con bases de datos del comportamiento de diferentes medicamentos en distintos grupos de población que ofrecen información suficiente para predecir qué ocurrirá si se sube o se baja la cantidad de fármaco. «Conforme a estos datos hacemos las recomendaciones a los médicos con el objetivo, siempre, de que la dosis vaya al centro del margen terapéutico, que es donde hace efecto. Hasta ahora nos han aceptado las recomendaciones en el cien por cien de los casos», indica María de Frutos. 

Entre el 23 de septiembre del año pasado y el 10 de enero se han hecho recomendaciones para 198 pacientes con tratamientos antimicrobianos y antiarrítmicos, para los que se realizaron 433 informes. En cuanto al medicamento biológico empleado en enfermedad inflamatoria intestinal, con el que se comenzó un poco antes, en 2022, se han hecho para 31 pacientes 108 informes.

Las farmacéuticas añaden que los diferentes servicios del HUBU «han recibido muy bien» este trabajo: «De hecho, era algo que se pedía, sabíamos que era una asignatura pendiente. Los niveles de medicamentos en el organismo se han medido siempre, pero no eran interpretados por Farmacia sino por el médico que hacía cambios de manera intuitiva si no funcionaban como estaba previsto. Ahora dejamos la información en la historia clínica, lo que redunda en una mayor efectividad, menor toxicidad y, claro, una mayor calidad de vida para el paciente».

Por el momento, solo se hacen estudios en pacientes hospitalizados y en casi todos los servicios, sobre todo en Medicina Interna, que es quien más interconsultas solicita. Este nuevo servicio se ha presentado también en otras áreas hospitalarias como Neumología, Cardiología, Oncología Médica, Cirugía Plástica, Psiquiatría, Urología o Hematología. A las unidades de críticos, Nefrología y Pediatría se hará a lo largo de este año. También se prevé que en 2024 se incorporen a la farmacocinética nuevos antibióticos, algún otro medicamento biológico y, sobre todo, antiepilépticos, que también tienen un estrecho margen terapéutico.