«Mucha gente no sabe qué se va a encontrar en Ebrovisión»

ARSENIO BESGA / Miranda
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ENTREVISTA | Tras 20 ediciones, el festival mirandés da un giro de 180º. Ramiro Molinero cree que debe «interiorizarse» el «concepto», algo «complicado», pero confía en su público porque tiene «el suficiente bagaje» como para disfrutar de este cambio

Ramiro Molinero, portavoz de la Asociación Amigos de Rafael Izquierdo que organiza el Ebrovisión. - Foto: Jesús J. Matías

Falta poco más de una semana para Ebrovisión y el portavoz de la organización, Ramiro Molinero, cree que algunos «no saben qué se van a encontrar» y que aún debe «interiorizarse» el nuevo «concepto», pero confía en su público porque tiene «el suficiente bagaje» para hacerlo.

¿Cómo va la venta de entradas?
Dentro de lo previsto. Llevamos un 70% del aforo, estamos contentos.

¿Esperan llenar el aforo?
No. El recinto principal es más grande y es el Ebrovisión más complicado porque ha habido muchos retos. Son 9 escenarios y ha sido mucha dedicación. No es un nuevo Ebrovisión porque vengan algunos cabezas de cartel, hay que acostumbrarse al concepto.

¿Cómo describe el nuevo formato?
Hasta a nosotros nos cuesta explicarlo. Está pensado para que cada espacio tenga la banda perfecta. Mucha gente no sabe qué se va a encontrar en Ebrovisión, pero eso es lo bonito, que sea una sorpresa. Hay quienes notan un cambio en el cartel, porque no ven a algunos como Izal o Vetusta Morla, pero es que el cabeza de cartel es el Ebro y todo lo que se ha creado alrededor. Vamos a disfrutar eso y luego ya volverán esos cabezas de cartel. Si ya era difícil cuadrar los números antes, ahora no es momento de volvernos locos. Hay cambios en la producción y mucho dinero invertido como para tirar la casa por la ventana en otras cosas. Además, debe ser sostenible con la ciudad y con la gente, deben estar a gusto. Esto no va a crecer hasta que la ciudad no dé abasto. 

¿Cuáles son los 9 escenarios?
El Castillo, la plaza de España, el río en Aquende, el anfiteatro, los dos del Polideportivo, el Ebropeque y el del parque Antonio Machado. Todos tienen su complejidad, algunos no tienen ni corriente. Hay que montar muchas cosas, por eso es complejo. 

Ahora se habla más del río y nos gustaría tener algo de culpa. No seremos los salvadores del Ebro, pero queremos poner nuestro granito de arena»

¿Cómo será el escenario flotante?
Es una plataforma homologada. Estamos pendientes del caudal, si tiene suficiente la plataforma descenderá por el Ebro con un equipo de 360 grados para que se escuche en las orillas, y si no hay caudal se quedará lastrada y se podrá ver a la altura del colegio de Aquende. Es una reivindicación de la playa que teníamos y de la vida que tenía el río. Ahora se habla más del río y nos gustaría tener algo de culpa. No seremos los salvadores del Ebro, pero queremos poner nuestro granito de arena.

¿Qué veremos sobre ese escenario?
No lo puedo contar.

¿No nos da ni siquiera una pista?
Solo diré que el grupo tiene que ver con un animal que está en el río.

¿A cuántas personas contratarán?
Sobre 250 durante el festival. Entre camareros y seguridad habrá 100, más la gente de producción.

¿Y la factura de todo a cuánto llega?
Se va a incrementar a medio millón.

En cambio la ayuda municipal se mantiene. ¿Se plantean revisarla?
Son 80.000 euros para el MUF, el festival de cortos... Tenemos claro dónde vivimos. No podemos pedir al Ayuntamiento que dé dos millones de euros, como el de Bilbao al BBK. Estamos contentos, porque no es solo lo económico, también nos apoyan con los técnicos. Hay una buena disposición y debemos valorarlo.

Somos el único festival en el que puedes ver los conciertos mientras cenas en un restaurante de verdad. Eso es  diferenciador y referente»

¿Han calculado ya el impacto que tendrá en la ciudad?
Será parecido al año pasado, que fueron dos millones de euros, contando con que todo a subido. Si la venta va como estos días, esperamos superar un poco esos números.

Ebrovisión quería volver a ser referente. ¿Lo ha conseguido?
El proyecto ha generado muchas expectativas, no solo por el cartel, que al final cada festival tiene sus toques. De 25 grupos, 19 nunca habían venido, pero en lo musical, cada evento puede tener una repercusión parecida. El tema de las ubicaciones y los recintos ha llamado la atención. El cambio va a dar más notoriedad a la ciudad, porque se van a conocer más espacios que antes no se veían o no se hablaba de ellos. Luego, está la gastronomía, somos el único festival en el que puedes ver los conciertos mientras cenas en un restaurante de verdad. Eso es algo diferenciador y referente. Hemos invertido mucho para montar una cocina para dar de cenar a 4.000 personas, que además va a poner en valor la comida de Miranda. Si quieres una ensalada de tomate de Miranda o unas delgadillas, las vas a tener.

También están las cocinas de Alejandro Serrano y Alberto Molinero, que se llenaron en pocos días.
En cuestión de horas.  Era arriesgado y estamos contentos, no solo con la respuesta de la gente, sino con la de los cocineros porque van a cerrar esa noche para estar allí y dar el mejor servicio. Para ellos también será importante, porque está teniendo repercusión a nacional.

¿Se arrepienten de tener tan pocas plazas para esos restaurantes?
En su día pensamos en rentabilizar la inversión y planteamos hacer dos turnos, pero optamos por hacer uno. Este es el año de ver cómo encaja todo en el concepto que no se ha acabado de materializar. Debemos tener los pies en la tierra si queremos que tenga un futuro largo.

¿Cómo será la Feria Gastronómica?
Va a haber más puestos, 10 o 12. Es importante, da valor a los hosteleros porque salen a la calle y se les conoce, aunque hacen un esfuerzo extra.

Lo sencillo sería hacer todo en un recinto. Esa visión, como si fuera un negocio, no es la nuestra»

En 2022 ganaron un premio Fest por las actividades paralelas. Este año parece que lo tienen antes de empezar, ¿no?
Muchas veces los premios no los gana el que se lo merece. El año pasado sí. Es broma, pero siempre hemos visto las actividades paralelas como fundamentales. El 50% de nuestras actividades son gratuitas y creemos que debe ser así, más aún cuando hay una parte subvencionada. Lo sencillo sería hacer todo en un recinto. Esa visión, como si fuera un negocio, no es la nuestra, igual porque somos una asociación. No venderemos más entradas por eso, pero es que esa no es nuestra intención.

¿Por qué dan ese giro al cartel?
Todos los años vienen muchos grupos nuevos. Algunos los puedes repetir, sobre todo los más conocidos. Este año hay dos nacionales como Sidecars y Natalia Lacunza, que nunca han estado. Queríamos darle ese toque distinto, quizás saliendo de nuestra zona de confort con el indie de siempre.

¿Esos estilos llegan para quedarse? 
Desde el principio éramos muy frikis. El público que viniera debía dejarse guiar por nosotros. El que vende entradas en Madrid las vende aquí. Cuando dimos este giro de 180 grados teníamos claro que para atraer al público debía depender cada vez menos de los grupos.

Crear una marca en sí misma, vaya.
Claro, que la gente venga y pase un fin de semana genial, que coma bien, que pasee por el Ebro y que se divierta. Y luego, que vea grupos que están bien, los conozca o no. Ese es el giro que la gente tiene que interiorizar. Antes el recinto era el Multifuncional, la gente iba más por el grupo que por los espacios. Ahora el concepto tiene la fuerza para andar él solo, aunque apoyado por los grupos. Eso nos está costando que la gente lo asuma. El público de Ebrovisión tiene el suficiente bagaje como para entender que no todo va a ser Izal y Love of Lesbian. Siempre hemos ofrecido una línea diferente, tienen que venir con las orejas abiertas y pasarlo bien. No significa que cada vez seamos más frikis, pero cada año puede que guste a unos o a otros. Debemos estar abiertos porque Ebrovisión es diferente. Siempre lo ha sido y ahora queremos que lo sea todavía más.

El público de Ebrovisión tiene el suficiente bagaje como para entender que no todo va a ser Izal y Love of Lesbian»

¿Qué falta para completar ese concepto en futuras ediciones?
El río es muy largo, tiene un paseo maravilloso, que puede abarcar más cosas que conciertos, también exposiciones o actividades en el agua. El proyecto tiene margen a largo plazo, ahora solo vamos a ver el esqueleto de la idea y luego iremos sumando cosas o cambiando, porque debemos aprender. Es importante tener ese feedback con el público para que nos dé su opinión.

¿Cambiarán el resto de proyectos?
En el festival de cortos puede que se añadan actividades como la de niños del año pasado o este año que queremos hacer un concierto. El MUF, con la pandemia, es como si llevara una edición y debe crecer, su sitio natural debe ser el Multifuncional. Esperamos que sea un festival con recorrido, que copie cosas de Ebrovisión como las actividades de calle. Aunque está costando, porque han venido Desakato o Los Chikos del Maíz y han metido a 400 personas, cuando en Vitoria venden 800 entradas en media hora.

El proyecto tiene margen a largo plazo, ahora solo vamos a ver el esqueleto y luego iremos sumando cosas»