Blanca García Álvarez

De aquí y de allí

Blanca García Álvarez


Cabezonería burgalesa

26/10/2023

Guardo cierto cariño a la cabezonería burgalesa. Un rasgo que pasa entre generaciones y que permite que vivamos en la negación de la realidad. Nada preocupante desde mi punto de vista, pero que demuestra mucho de esta tierra.

No movemos un mueble de sitio porque ahí ha estado siempre. Discutimos sobre si va a 'escampar' o si 'levanta el día' como si fuera a vida o muerte. Entendemos que 'entornar' la puerta es esa posición milimétrica en la que ni cierra ni abre ni deja que pase la corriente ni agobia porque 'no hay quien respire' en esa sala.

Quizás, mi gesto de cabezonería burgalesa preferido es el relacionado con el entretiempo. Decidimos activamente alargar el momento del cambio de armario, ignorar que ya ha llegado el frío y que vamos a quedarnos así los próximos seis meses. 'Hace bueno' es de mis mentiras favoritas de la provincia, sobre todo porque guarda una esperanza palpable para que ese deseo se haga realidad. Dentro de esta actitud grupal se incluyen comportamientos como huir de colores oscuros hasta que llegue noviembre, pasar frío sin necesidad y estar una semana en la cama porque la negación no quita el catarro.

Delibes publicó que a los castellanos les unía un hilo de características comunes: la tradición cristiana, que observan el terreno como reflejo de su propia existencia y la capacidad para revisionar la meteorología cada segundo. «Si el cielo de Castilla es tan alto, es porque lo levantaron los campesinos de tanto mirarlo», decía nuestro autor más célebre. Estas y otras muchas ideas (que no clichés) que unen nuestra región se desarrollan en toda su obra. Una es especialmente curiosa y hasta dolorosa por su concreción: Castilla, lo castellano y los castellanos. La leí en verano al sol en el punto más alto de mi pueblo. La escena era perfecta: leía a Delibes y miraba el horizonte de los campos cosechados, en una llanura infinita y en el lugar donde compartimos el vino de nuestra cosecha. Todo era tal y como lo relataban las líneas que leía, incluyendo que por mi cabezonería burgalesa me negué a moverme aunque me estuviera muriendo de frío y terminé pasando la semana siguiente en la cama.

ARCHIVADO EN: Guardo, Meteorología