Que el ritmo no pare. La Cueva de Roa, con un centenar de empadronados, tiene en marcha diversos proyectos de calado para contribuir, como destaca su alcalde, Ignacio Arranz, a poner su granito de arena contra la despoblación rural e «intentar traer vida al pueblo». Con este objetivo en mente, el Consistorio ribereño sacará a la venta cinco parcelas de 400 metros cuadrados cada una a un precio económico, en torno a los 7.000 euros. «Se asignarán por un importe asequible. Queremos que el precio no sea ningún inconveniente para que puedan llegar más familias», remarca el regidor. Aunque todavía no han definido las bases, se plantean establecer un plazo de dos años para que los interesados realicen el proyecto de construcción y otros dos para edificar la vivienda.
La parcela, ubicada a la entrada de La Cueva de Roa, ya está urbanizada y cuenta con todos los servicios. «No es más que llegar y construir», apunta Arranz, quien confía en «tener suerte» y ganar habitantes, sobre todo jóvenes. A ello se suma que desde hace cuatro meses ya cuentan con fibra óptica.
Respecto a los plazos que manejan para poner en venta el citado suelo municipal (que salió a raíz de la concentración parcelaria), el alcalde subraya que debería ser en cuestión «de poco tiempo» dado que ya han efectuado los diversos trámites de notaría y registro y ahora se encuentran a la espera de su inscripción en el catastro. Después, el proyecto se someterá a exposición pública. Todo ello en una localidad que cuenta con unos 80 vecinos durante todo el año, de los cuales hay al menos siete niños y adolescentes que acuden al colegio y el instituto de Roa de Duero. El médico les visita dos veces a la semana y la enfermera otro día. También disponen de polideportivo, de bar, centro social y transporte a la demanda para desplazarse hasta Roa, a sólo 3,5 kilómetros.
Un proyecto «ambicioso». El Ayuntamiento de La Cueva de Roa también está volcado en rematar el centro multiusos de unos 600 metros cuadrados que empezaron a edificar hace varios años y que ya se encuentra bastante avanzado. Tras definirlo como «un proyecto ambicioso» para la localidad ribereña, Arranz detalla que, al contar únicamente con fondos propios y los planes provinciales que les conceden, lo ejecutan por fases. Ya solamente les quedarían un par más.
El edificio ya está construido. Falta adecuar el interior y revestir la fachada. Barajan habilitar un espacio como museo etnográfico. También crearán un amplio salón para acoger obras de teatro, cine o comidas populares. «Es un espacio para todo el pueblo», indica Arranz, mientras detalla que el centro social que tienen se les ha quedado pequeño. En el interior del nuevo, destaca una zona acristalada con la que ganarán luminosidad. Junto a este centro, con vistas al río Duero, también quieren acondicionar un embarcadero y crear una zona de recreo, con farolas y mesas. «Hay que moverse», concluye el alcalde.