La apertura de varios negocios revive la calle Pedrote

L.N. / Aranda
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La asociación de comerciantes de Santa Catalina espera que con la reforma de los Jardines de don Diego la vía recupere el tránsito que tenía. Les gustaría crear una plaza con zonas verdes

Claret Miguel y Virginia Rojo, de Aranda Clínica Veterinaria. - Foto: L.N.

La apertura en los últimos meses de varios negocios ha provocado un tímido resurgir comercial y hostelero en la calle Pedrote de Aranda de Duero. Tímido porque esta vía, que une el barrio de Santa Catalina con el centro de la ciudad y que siempre se ha caracterizado por un tránsito notable de peatones, suma, pese a todo, cerca de un 40% de los locales vacíos. Los emprendedores que han elegido recientemente la calle Pedrote para poner en marcha sus nuevos proyectos, desde una clínica veterinaria, a una panadería y un par de bares, destacan que se ubica a un paso del centro. También que con la apertura al tráfico de la calle Silverio Velasco, perpendicular a Pedrote, se facilita la llegada en coche de los clientes en un momento en el que cada vez resulta más difícil aparcar en numerosos puntos de la capital ribereña por la escasez de parkings. 

Varias inmobiliarias consultadas constatan un repunte del interés hacia esta calle, con cierto movimiento tanto en la venta como en el alquiler de locales y destacan que algunos han vuelto a abrir después de unos cuantos años cerrados. Otros, sin embargo, no corren la misma suerte. De hecho, los carteles de se vende y se alquila todavía cuelgan de un número importante de pequeños comercios.  

Desde la asociación de comerciantes de Santa Catalina valoran de manera positiva el impulso que está cobrando la calle Pedrote y sostienen que «todo lo que sea abrir comercios resulta bueno tanto para el barrio como para la ciudad».Así se pronuncia su presidenta, María Dolores Redondo, quien subraya su intención de que el barrio reviva y sea cada vez más atractivo. En el colectivo encadenan años impulsando diversas iniciativas y esperan que pronto se estrene el mercadillo de los domingos junto al centro cívico. 

Jenny Álvarez, de 25 años, cuenta que decidieron dar el salto a la capital ribereña porque el reparto de pan y dulces por los pueblos «ha decaído».Jenny Álvarez, de 25 años, cuenta que decidieron dar el salto a la capital ribereña porque el reparto de pan y dulces por los pueblos «ha decaído». - Foto: L.N.

En el caso concreto de la calle Pedrote, Redondo asegura que cuentan con cantidad de ideas para poner en marcha e insiste en la importancia de que se peatonalice el tramo hasta Silverio Velasco. Según recuerda, ya se lo solicitaron al Ayuntamiento arandino hace cinco años. La respuesta, en principio, fue favorable. Pero ya les advirtieron de que iría «con tranquilidad». En la asociación reiteran que esta medida «vendría muy bien». Su propuesta incluye crear una plaza con zonas verdes y bancos «que no requeriría mucha inversión y le daría otro aspecto y más vida». 

«Se cerró el acceso». Con la reforma de los Jardines de donDiego que se acometerá en breve, los comerciantes esperan que se recupere el paso de cebra a la altura del bar Moderno y se recobre el tránsito de peatones por Pedrote. «Al quitarnos ese paso, la gente va más por Carrequemada y la subida natural por Pedrote quedó más cerrada». 

Claret Miguel y Virginia Rojo | Aranda Clínica Veterinaria

«Podemos dar servicio a quienes vienen con sus mascotas en coche»

Claret Miguel y Virginia Rojo abrieron su clínica veterinaria a finales de noviembre. Cuentan que es la primera vez que emprenden y que lo hacen con «mucha ilusión» y una «vocación total». Ambas trabajaban por cuenta ajena y, por diversas circunstancias, decidieron que había llegado el momento de montar su propio negocio. A la hora de buscar ubicaciones se decantaron por la calle Pedrote, en el barrio de Santa Catalina, por varios motivos. «Buscábamos dar servicio a quienes viven en el centro y tras abrir al tráfico la calle Silverio Velasco (perpendicular a Pedrote) podemos dar servicio a quienes vienen en coche con sus mascotas», destacan. Este ha sido un factor que han tenido muy en cuenta, ya que en otras zonas de la ciudad cada vez resulta más difícil aparcar.

Asimismo, ambas subrayan que es una calle «con mucho tránsito» y que se encuentra «a un paso del centro». Por lo que se muestran encantadas con su elección. Pero no sólo eso. Agradecen que han tenido «una acogida fabulosa» y que los vecinos, incluidos otros comercios cercanos, «son una pasada». Claret y Virginia atesoran 15 y 18 años de experiencia, respectivamente, y ahora en su nuevo negocio ofrecen servicios que van desde consultas, hasta analíticas, diagnóstico por imagen, cirugías, asesoramiento y acompañamiento en las decisiones que han de tomar quienes tienen mascotas. También hacen guardias telefónicas y están localizables las 24 horas del día. «La satisfacción por cuidar a los animales es lo mejor de nuestro trabajo», concluyen.

Jenny Álvarez | La Delicia

«En Vadocondes ya tenemos un obrador y ampliamos en Aranda»

Los Álvarez han ampliado recientemente su pequeño negocio. Hace tres años tomaron las riendas de un obrador artesanal en Vadocondes y desde el pasado agosto suman un despacho de pan en Aranda de Duero, en la calle Pedrote. Antes, el padre de la familia había trabajado otros 16 años como panadero en San Esteban de Gormaz. 

Su hija Jenny, de 25 años, cuenta que decidieron dar el salto a la capital ribereña porque el reparto de pan y dulces por los pueblos «ha decaído» y cada vez resulta menos rentable debido a la subida del precio de la gasolina o la luz. Aún así, todas las semanas visitan San Juan del Monte, Santa Cruz de la Salceda, Fuentelcésped o las localidades segovianas de Montejo de la Vega de la Serrezuela o Valdevacas de Montejo, entre otras. Desde el pasado verano compaginan las rutas por los pueblos con su tienda en Aranda, donde venden todo tipo de panes, desde chapatas, tortas o panetes, y repostería (sobre todo magdalenas y bizcochos), además de productos latinos con los que se mantienen vinculados a sus raíces ecuatorianas. En su mostrador no faltan las empanadas rellenas de queso o con dulce de guayaba.  

A la hora de buscar un local, Jenny detalla que escogieron la calle Pedrote porque buscaban «un sitio en el que hubiera gente de paso para que nos pudieran conocer». Vieron ese establecimiento, les gustó y no tardaron en abrir. «Por ahora sí que hay movimiento y la gente nos va conociendo», dice, con la esperanza de que la incertidumbre económica dé paso a una época mejor.